La huella del Royal Court Theatre
El Royal Court Theatre es una de las instituciones más prestigiosas en la formación de dramaturgos de todo el mundo. Desde 2012, Fundación Teatro a Mil decidió asociarse a ellos para contribuir en la formación de las nuevas letras de la dramaturgia chilena y latinoamericana. En esta nota hablamos con algunos de los participantes de este proyecto y cómo influyó esta experiencia en su trabajo.
En 2012, un equipo de autores del Royal Court Theatre de Londres -uno de los espacios de dramaturgia más relevantes del mundo-, aterrizó en Santiago de Chile para llevar a cabo junto a Fundación Teatro a Mil, el British Council y el entonces Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el primer taller para 12 jóvenes autores teatrales: David Arancibia, Bosco Cayo, Daniela Contreras, Claudia Hidalgo, Andrés Kalawski, Camila Le-Bert, Florencia Martínez, Emilia Noguera, Gerardo Oettinger, Juan Andrés Rivera, Pierre Sauré y Begoña Ugalde.
Cuatro años después, el proyecto tuvo una segunda versión para contribuir al desarrollo de la dramaturgia joven latinoamericana, dirigido a un grupo de autores argentinos, uruguayos y chilenos. Al igual que en su primera versión, el programa de talleres fue liderado por por Elyse Dodgson, Directora Internacional del Royal Court Theatre, esta vez con sesiones en Santiago, Buenos Aires y Montevideo. Los seleccionados chilenos fueron Ana Corbalán, Andrea Franco, Tomás Henríquez, Leonardo González y Carla Zúñiga.
En el contexto de la nueva convocatoria para autores de Chile y Perú, seis de los dramaturgos que fueron parte de los talleres, nos cuentan cómo la experiencia tuvo un impacto en sus carreras, y qué proyectos están desarrollando hoy en base a las siguientes preguntas:
1. ¿De qué manera, en tu carrera o a otro nivel, te influyó la participación en los talleres del Royal Court?
2. ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Andrea Franco [segunda versión]
- Es la experiencia de escritura más intensa que he vivido en mi carrera. Por las condiciones de trabajo que tenemos en Chile, al escribir una obra uno siempre está picoteando entre el texto y otros mil proyectos. Al contrario, la experiencia del Royal Court te obligaba a permanecer enfocado en la obra durante los 15 días que duraba cada uno de los tres talleres. La posibilidad de profundizar en tus ideas, propuestas, lenguaje, en el universo que estás intentando plasmar… Te vas con una maleta de herramientas muy específicas que no encuentras en otro lugar. Después de los talleres del RCT, no vuelves a escribir como lo hacías antes.
- Estoy terminando una obra que espero montar y dirigir a comienzos de 2019, todavía está en proceso. También estoy escribiendo un largometraje. La pasada por el Royal Court me sirvió también para enfocar mi trabajo absolutamente en la escritura y diversificarlo, las herramientas que te entregan son para la creación teatral, pero hay una base teórica que es la misma que se utiliza al escribir guiones.
Florencia Martínez [primera versión]
- Para mí hay un antes y un después. Por un lado, los talleres del RCT me ayudaron a organizar y estructurar mejor mi escritura. Ahora tengo un método de trabajo que antes, sinceramente, no tenía. Otro aspecto importante es que me ayudó a confirmar mi vocación como dramaturga. Por otro lado, el trabajo en colaboración con los otros 11 dramaturgos fue una experiencia muy importante. De ahí nacieron grandes amistades y muchas colaboraciones. Por ejemplo, tenemos un proyecto muy lindo con Bosco Cayo y Gerardo Oettinger, que consiste en escribir una obra a seis manos. No sabemos cómo saldrá, pero me tiene muy entusiasmada.
- Ahora estamos con Soledad Cruz, Nicolás Pavez y Nicolás Láscar con la obra El golpe, de Roberto Parra, en el GAM; además se publicará el texto que adapté de Parra en las Ediciones de la Biblioteca Nacional (libro que abrirá la serie de dramaturgia de la editorial). También estoy escribiendo y dirigiendo Niños poetas, que estrenamos en julio en la sala América de la Biblioteca Nacional. Además, la Universidad Católica va a publicar mi obra Medianoche, que tuvo temporada el año pasado en el Ictus, estoy trabajando como guionista (junto a Bosco Cayo y Vanessa Yancovic) en la creación de una serie de televisión, y haciendo talleres y clases de dramaturgia.
Carla Zúñiga [segunda versión]
- En los talleres del RCT fue muy importante el trabajo con nuestros tutores. A mí me tocó con Rory [Mullarkey], que es un dramaturgo muy joven y superdotado, muy creativo, lleno de ideas, que me ayudó a salir de los lugares que me son familiares. Por ejemplo, es primera vez que escribo un monólogo, y creo que, si no lo hubiera hecho aquí, quizá no lo hubiera hecho nunca. Me ayudó a salir de mi forma, y eso ha sido muy enriquecedor.
- Con la compañía La Niña Horrible estamos remontando Sentimientos en julio y Los tristísimos veranos de la Princesa Diana en agosto, las dos en Sidarte, y en noviembre estrenamos El amarillo sol de tus cabellos largos, en el Teatro Camilo Henríquez. También en noviembre estreno en M100 otra obra que dirige Manuel Morgado y que ya terminé de escribir, pero todavía no tiene título, y estoy trabajando en un proyecto con La Patogallina que se estrena en abril del próximo año.
Juan Andrés Rivera [primera versión]
- Fue una experiencia cambiadora de vida. Me ayudó a autodenominarme dramaturgo, cosa que antes no hacía a pesar de haber escrito obras que se habían montado con relativo éxito… o no. El RCT me abrió una carrera como escritor, y eso es lo que me da de comer hoy día, trabajar como guionista, a pesar de que sigo dedicándome a otras cosas, como diseñar y dirigir.
- Actualmente estoy escribiendo para la televisión y sigo con mi compañía, Los Contadores Auditores, con quienes en agosto vamos a estrenar el musical Morir de Amor en el Teatro Nescafé de las Artes. Lo escribimos con Felipe Olivares, que es también el codirector.
Bosco Cayo [primera versión]
- Fue una excelente instancia para cuestionar o pensar en cómo uno escribe, cual es la metodología con la que se enfrenta al hacer una obra o las barreras que cada uno puede estar viviendo al hacer este trabajo. Lo segundo es que lo colectiviza, ya no estás solo escribiendo la obra, sino que tienes un grupo que te acompaña, eso es algo en lo que creo mucho. Y lo último tiene que ver con los temas, que más que temas, se vuelven una necesidad urgente de escribir.
- Estoy trabajando para el quinto montaje de Compañía Limitada. Se llama José Desierto, y es una obra en torno a José Vergara, un joven con esquizofrenia desaparecido en Alto Hospicio.
Leonardo González [segunda versión]
- El RCT alberga una comunidad de dramaturgos latinoamericanos, no existen muchas instancias como esa. En el taller nos dimos cuenta de que tenemos las mismas inquietudes, hemos leído los mismos libros, para mí fue importante descubrir eso. Además, me sirvió trabajar el método del RCT, la técnica de los tres borradores, que consiste en dar espacio mental y físico para trabajar cada borrador. Finalmente, en un plano personal, me pidieron esforzarme por escribir una obra en tiempo presente y en un mismo espacio, porque es algo que me cuesta muchísimo, te fuerzan a buscar en lugares donde no habías buscado antes.
- Hace poco estrenamos en Brooklyn la lectura dramatizada de Ormandy, obra de autoficción basada en la vida del poeta Orlando Monteverde, inmigrante puertorriqueño de 78 años que vive en Nueva York. La trabajé junto al dramaturgo y director uruguayo Sergio Blanco, y ahora tendrá una temporada en diferentes casas de NY. Además, tendremos una segunda temporada de Nanas [obra escrita por González] en el Teatro LATEA de Nueva York. En Santiago, volverá a la cartelera en enero de 2019 La casa de Granada, y actualmente estoy traduciendo la obra The Wolves, de la joven autora norteamericana Sarah DeLappe, para presentarla en Chile en 2019.
Todos los textos de la primera versión de los talleres están disponibles para descargar y leer aquí.