Silencio Blanco girará tres meses por Estados Unidos
De alguna manera siempre lo supieron. Sabían que el cuento de Baldomero Lillo, El Chiflón del Diablo, era el texto sobre el que tenían que trabajar. Que debían viajar a Lota, provincia de Concepción, y entrar en la mina pese a que estuviese cerrada por el terremoto de febrero de 2010. “Fue raro, en ningún momento nos dio miedo. No sé cómo lo hicimos, pero logramos convencer al guardia para que nos dejara bajar”, recuerda Dominga Gutiérrez, actriz, productora y cofundadora de la compañía Silencio Blanco. Intuían que su obra Chiflón, el silencio del carbón y sus protagonistas, marionetas elaboradas con papel de diario, pegamento y palitos de comida china, serían la llave maestra de su sueño más grande: la internacionalización de su carrera. “Confiábamos ciegamente en el proyecto, pero también sabíamos que había que dejar la obra perfecta, tal como la teníamos en la mente. Y eso fue mucho trabajo, nos tomó ni más ni menos que cuatro años lograrlo”, cuenta Dominga. Santiago Tobar, actor, director y también cofundador, agrega: “Todo ha sido el resultado de la disciplina que tenemos. Somos muy rigurosos, ensayamos mucho y nos preocupamos de todo, desde los gestos de nuestras marionetas hasta el sitio web, los autoadhesivos y los polerones de la compañía”, afirma. “Por algo Chiflón… tiene un libro y hasta una exposición de fotos asociada, porque la abordamos como si fuera un proyecto más grande”, precisa.