Programa de Dirección Escénica ¿En que están los seis artistas seleccionados en la primera versión?
Ébana Garín, Ignacia González, Ignacio Tolorza, Samantha Manzur, Sebastián Squella y Sergio Gilabert, son los seis jóvenes directores chilenos que llevan cerca de un año trabajando bajo el alero de Programa de Dirección Escénica, iniciativa presentada por Fundación Teatro a Mil y el Goethe-Institut.
A lo largo del 2017, los seleccionados fueron parte de un espacio experiencial en torno a la dirección escénica, que incluyó talleres a cargo de dos destacados directores: Thomas Ostermeier y Stefan Kaegi, en el marco de Festival Santiago a Mil 2017, y cursos de alemán básico para viajar en mayo.
“El programa tiene una arista que es muy fructífera: el viaje, porque estás en diálogo con tus compañeros chilenos con los que vas y también con artistas extranjeros, es un input de información, nuevas perspectivas, de visitar nuevos lenguajes teatrales también, y por la naturaleza teatral que hay en Alemania, además, es un input super importante para pensar los trabajos de cada uno”, explica Samantha Manzur, una de las seleccionadas.
Bajo el nombre Experiencias en Alemania, el viaje estuvo conformado por múltiples residencias: La primera en la ciudad de Múnich, que contempló la visita al Theaterakademie August Everding y al UWE Festival, además de un workshop con el destacado director de ópera Sebastián Baumgarten. Luego, el grupo aterrizó en el Theater der Welt de Hamburgo y en el HAU y Performing Arts Festival 2017 de Berlín, finalizando aquí, con un taller a cargo del colectivo teatral She She Pop.
Sobre la experiencia, Sergio Gilabert, junto con valorar el hecho de estar trabajando con cinco directores más, aporta que “han sido meses muy estimulantes donde tuvimos la oportunidad de conocer a importantes artistas de gran relevancia, hemos visto mucho teatro y por supuesto pudimos presenciar y conocer la forma en que se articula la escena alemana contemporánea, lo cual nos entregó importantes herramientas para entender la posición y el lugar que toma la cultura en nuestro país”, asegura.
Ignacio Tolorza y Sebastián Squella concuerdan en el privilegio de estar participando en esta iniciativa de formación. “Las instancias de este nivel para directores, escasean y las que existen en general no están muy al alcance en lo económico”, dice Squella, mientras que Tolorza agrega que “debemos seguir impulsando este tipo de experiencia hacia el área de educación -y no solo la artística- donde el aprendizaje surge en los proyectos de los estudiantes y en los problemas que éste presenta en su desarrollo. Menos evaluaciones con notas y más errores, práctica y cuerpo. En este proceso me he conectado con este tipo de cosas, donde el verdadero valor está en la experiencia, el diálogo y la acción”.
Para Ignacia González, “las clases de alemán entregadas por el Goethe-Institut, la residencia en alemania, el vínculo con los tutores de los proyectos y con los otros directores es para mí lo fundamental. Es muy constructivo conocer los procesos y posturas de otros compañeros que están resolviendo los mismos problemas con diferentes visiones y herramientas”, explica.
En este mismo sentido, Ébana Garín, destaca la interacción con los otros cinco directores. “Fue muy interesante ya que a lo largo del año hemos tenido la posibilidad de ir viéndonos crecer y desarrollar nuestros proyectos. Lo cual es bastante particular, ya que en general una desconoce los procesos creativos de sus contemporáneos”, dice.
¿En qué están sus proyectos?
La última semana de octubre y la primera semana de noviembre fueron clave para los directores participantes. Los seis artistas hicieron la primera muestra de sus trabajos y conversamos con ellos para saber en qué etapa están.
Ébana Garín: El proyecto que está trabajando se denomina Los diez y consiste en la investigación y puesta en escena en torno al primer grupo de vanguardia artística chilena; el grupo Los diez. El proyecto busca actualizar la memoria de este grupo y de su historia a través de una experiencia de teatro inmersivo en la misma casa en la que el grupo llevó a cabo sus reuniones hace cien años.
“Hoy nos encontramos en etapa del montaje de las escenas, recientemente hicimos una muestra abierta de ciertos materiales que habíamos estado desarrollando y probamos una forma de recorrido de la casa para los espectadores. La idea del montaje es que los espectadores puedan realmente entrar en las escenas, ser parte de ellas, recorrerlas e incluso puedan tomar decisiones que cambien el rumbo de lo que está pasando”, explica.
Ignacia González: Punto Ciego, es el nombre del proyecto que esta artista trabaja junto a la compañía Teatro Persona, con la cual se ha dedicado a desarrollar investigaciones escénicas en torno al sonido.
“Para la apertura de proceso decidimos construir tres mundos ficcionales que nos interesaba abordar: una conferencia sobre los brujos de Chiloé, un tableau vivant sobre el cubrimiento de América, y material autobiográfico vinculado con la ceguera. A cada mundo lo relacionamos con diferentes estrategias de escenificación donde el punto ciego es el concepto unificador del trabajo. En enero, en el marco de PLATEA 18 tendremos una presentación para programadores internacionales. Luego, en agosto del 2018, será nuestro estreno en Centro Cultural Gabriela Mistral”, cuenta.
Ignacio Tolorza: Su búsqueda se centra en explorar nuevas plataformas y dispositivos interdisciplinarios que provoquen al espectador. En este momento está trabajando en la segunda etapa del proceso que denominan Traducción Escénica, donde generan material a partir a de una metodología transdiciplinaria que trabaja con los Esquemas Conceptuales del concepto de Silla.
“Consideramos importante el diálogo y el trabajo colectivo como herramienta creativa. Si uno logra sacar el ego del trabajo, este se vuelve una materia prima libre de ideas. Desaparece el sujeto de nuestra realidad y aparece el cuerpo como un objeto más y se suma a las posibilidades de diálogos que existen con el entorno. Cada integrante trabaja un rol dentro del equipo de manera horizontal evitando la jeraquización, nos sumamos como material a la puesta en escena, nuestra forma de trabajar se entra en diálogo con el propio proceso y eso nos mantiene alerta a todo”, explica.
Sebastián Squella: junto a su compañía Teatro Perro Muerto, sigue montando su segunda obra, Representar, con la que luego de casi un año de investigación, llegaron a un texto definitivo con el que comenzarán a trabajar la puesta en escena.
“Nuestra segunda obra continua en la búsqueda de responder la pregunta sobre ¿qué es el teatro político? también estamos tratando de encontrar o consolidar un lenguaje como compañía, la obra habla sobre la democracia, y específicamente, sobre el cruce entre la representación teatral y la representación política. Como argumento la obra sucede cuando Chile es el primer país en realizar un referéndum para abolir la democracia por la vía democrática. Es una obra claramente satírica y esperamos poder estrenar en el 2018”, cuenta.
Samantha Manzur: Se ha dedicado a investigar profundamente su objeto de estudio y ahora está en una etapa en la que tiene que tomar decisiones respecto de estructura y de argumentos. Su idea es mirar La negra Ester a través de sus archivos y hacer una reescritura a través de esos archivos.
“Hay muchos temas asociados a eso, está la obra misma, está el tema de Andrés Pérez, la realidad cultural de Chile en los 90, hay un contexto político en el que esa obra se desarrolla, está todo el trabajo de gesto vocal y físico. Tenemos un estreno en mayo de 2018 en el Gam”, cuenta.
Sergio Gilabert: Este año, y como complemento a su proyecto, realizó un Postgrado de Creación en Artes de Calle en Catalunya, gracias al apoyo del CNCA y Fira Tarrega, el cual le permitió profundizar en la investigación que sobre radiofonía y espacio público.
“En estos momentos el proyecto está avanzando en dos líneas: una etapa de vinculación con radios comunitarias y otra en la que investigamos sobre la correspondencia estética entre un relato radial en vivo y un acontecimiento en la calle. Por otro lado, la dramaturgia tomó un vuelco importante desde la primera propuesta y hoy tiene como punto de partida el hito de La guerra de los mundos, de Orson Welles, hecho que nos sirve de inspiración para construir una historia que transite entre el mito del héroe y la ciencia ficción callejera.
El Programa de Dirección Escénica es presentado por Fundación Teatro a Mil y Goethe-Institut Chile, con el apoyo del Consejo de la Cultura y las Artes. La iniciativa cuenta además con la colaboración de las Escuelas de Teatro de la Universidad Católica, Universidad Finis Terrae y Universidad de Chile, la cual contempla la participación de profesores que son parte de su cuerpo docente en el área de la dirección escénica y/o la investigación teatral. Los académicos son quienes asesoran a los jóvenes directores seleccionados para el programa, a modo de “tutoría”, en el desarrollo de sus propuestas de trabajo.