Pablo Garrido: “En Chile no hay una alternativa real para ser profesionales del circo”
En 2002, la compañía Balance se lanzó a la escena de circo chilena con la idea de integrar las disciplinas circenses con otros lenguajes físicos y escénicos. Pablo Garrido, su director, relata que, además de crear y producir sus propios espectáculos, buscaban ofrecer “un referente formativo para generar en Chile un espacio de profesionalización de esta disciplina”. Hasta entonces, no existía en el país una escuela para aquellas personas que, al margen de una familia de tradición circense, estaban interesadas en el circo desde una perspectiva más contemporánea de la puesta en escena.
Para Garrido, el modelo desarrollado en Brasil por la Escuela Nacional de Circo, la Fundaçáo Nacional das Artes, la Fundiçáo Progresso y la Deborah Colker era el camino a seguir. Por ello, siguiendo la filosofía de estas instituciones experimentadas en la dedicación del circo, la compañía Balance emprendió su primer proyecto: el Taller Aéreo.
Después de una década, este taller se sumó en 2012 a un proyecto más integral: el Centro de Artes Aéreas (CAA), primer centro de alto rendimiento de circo en Chile, que cuenta con el apoyo de la Corporación Aldea del Encuentro y la Municipalidad de La Reina. Después de tres años de funcionamiento, el CAA es un “sueño hecho realidad” para la compañía. Aún quedan por ajustar y desarrollar aspectos del proyecto inicial, pero se ha conseguido lo que parecía un imposible, trazar un plan de formación profesionalizado en la disciplina.
Conversamos con Pablo Garrido, encargado del programa de formación general del CAA, para conocer cómo se ha ido desarrollando el centro, cuál es su actividad diaria y qué metas tienen por cumplir a corto y medio plazo.
¿Cuál es la actividad diaria del Centro de Artes Aéreas?
El centro divide principalmente su tiempo en dos áreas: la formación y la creación. Tenemos clases de lunes a sábado en dos grupos, niños entre 7 y 11 años, y jóvenes-adultos de los 12 en adelante. Cualquier alumno nuevo de los jóvenes-adultos debe entrar al taller de iniciación. Este taller entrega conocimientos generales de trabajo en suelo y principalmente trapecio fijo. Si un alumno en este nivel demuestra capacidades, interés y rigor en su trabajo, puede cambiarse al programa de formación en técnicas aéreas. Este curso entrega disciplinas complementarias: acrobacia de suelo, equilibrio de manos y danza. Por lo general, el 100% de nuestros alumnos de este nivel que quieren ingresar a una escuela de circo europea lo consigue.
Por otra parte está la creación. La compañía invierte al menos cuatro horas diarias en el desarrollo de espectáculos. Ahora está empezando el proceso de circulación de su sexta creación, Movimiento sagrado.
El espacio también acoge a residencias para artistas, seminarios y clases. Casi todas las compañías de circo que ha traído a Chile la Fundación Teatro a Mil nos han entregado clases magistrales de manera gratuita para la comunidad de circo nacional, acercándonos a grandes compañías desde una perspectiva real [Revisa aquí el taller que realizará la compañía sueca Cirkus Cirkör del 14 al 16 de julio en el CAA]. Además, realizamos cada dos meses EscenaCirco, una gala que busca acercar al público los números de circo, al mismo tiempo que prepara a nuestros alumnos avanzados para enfrentarse a escenarios concretos.
¿Qué balance hace de estos tres años de funcionamiento del CAA?
El Centro de Artes Aéreas es un sueño hecho realidad. Es un proyecto que fue presentado por primera vez en el año 2002 y logramos concertar esta ilusión a través de un trabajo sistemático en el tiempo, sin descanso. Creo que hemos podido compartir ese anhelo inicial respirado en Brasil en una época de circo maravillosa, y transformarlo en un proyecto en Chile para abrir puertas, profesionalizar y crear un espacio de aprendizaje en torno al circo.
Actualmente nuestros alumnos alcanzan un nivel de aprendizaje preparatorio, tras haberles entregado todas nuestras capacidades como pedagogos. No obstante, sabemos que de todos los alumnos, un 20% sobresale y necesita continuar su aprendizaje de manera especializada, es decir, requieren un profesor dedicado a menos alumnos. Eso no lo podemos cumplir por un tema netamente económico. Es una meta pendiente.
¿Qué queda por implementar del proyecto inicial?
En términos de infraestructura falta terminar varios elementos. El crecimiento de los alumnos hace aparecer estas debilidades. Por otra parte, se hace cada vez más fundamental un financiamiento estable para mejorar los resultados del programa de formación general, y para alumnos avanzados nos hacen falta profesores que puedan contenerlos.
Con el pasar del tiempo es inevitable la necesidad de reparar y modernizar los elementos utilizados, así como incorporar protocolos acordes a las normativas internacionales de seguridad existentes, con metodologías concretas de montaje y rescate en altura. Justamente ahora nos encontrábamos en Río de Janeiro con Yuri Gutiérrez (intérprete de Balance desde Entremillones) terminando nuestra certificación IRATA LEVEL 1, de la Industrial Rope Access Trade Association, con una excelente calificación.
¿Cuáles son los próximos proyectos del Centro?
En el área de la formación deseamos contener a todos los alumnos, ocuparnos de ese 20% que se nos escapa de las manos y llevarlos a niveles más altos y competitivos.
Actualmente, el CAA está conteniendo el proyecto más ambicioso de la compañía: la creación de un espectáculo a la altura de las producciones internacionales. Buscamos crear una alternativa desde Sudamérica con un proyecto chileno-brasileño para los grandes escenarios mundiales, dando un paso importantísimo en relación a la valoración de nuestros artistas y de las producciones sudamericanas. Es muy frustrante que en países como Chile o Brasil haya que cobrar entradas a menos de 5 dólares para que el publico vaya, a diferencia de producciones internacionales cuyas entradas están por sobre los 60 dólares.
¿Con qué realidad se encuentran los alumnos que quieren desarrollar una carrera profesional en el circo?
Hay una realidad un poco dolorosa, que revela nuestra incapacidad como país de valorar el desarrollo de profesionales de circo, y de las artes en general. La mayoría de los alumnos que entran a nuestra escuela para dedicarse al circo, deciden viajar a Europa para completar sus estudios y poder entrar al mercado de las artes existente. No ven en Chile, porque no la hay, una alternativa real para ser profesionales, es decir, recibir un sueldo mensual por ese trabajo.
Cada año, mis ex alumnos vuelven a la escuela para reencontrarse con nosotros para compartir lo que han aprendido como profesionales acogidos por los países europeos. ¡Llegan llenos de energía!, con interesantísimos proyectos y capacidades físicas maravillosas. Pero saben, con algo de amargura, que su pasada por Chile es solo una visita, y después de un mes por aquí deben regresar al lugar donde pueden continuar siendo profesionales.