Lafamiliateatro comienza a celebrar 12 años con nueva temporada de Niña Astronauta

La compañía chilena cumplirá un año más de vida en octubre, pero ya empiezan los preparativos que incluyen funciones de una de sus obras más importantes, tanto en Santiago como en el extranjero. Aquí repasamos su historia, los hitos relevantes dentro de ella y el trabajo que han realizado como organizadores del festival Santiago Off.

Por Karina Mondaca

En 2003, un grupo de actores y diseñadores de la Universidad de Chile se reunieron para comenzar un proyecto en común. Bajo el nombre de Lafamiliateatro, su objetivo era contar historias sobre la relación de los sujetos en espacios que son complejos de habitar o de adaptar. “Creemos que hay que entender cómo se modifica el mundo y cómo lo habitamos. Nuestro teatro viene de contar una historia, siempre, pero creemos que eso debe estar acompañado de una experiencia para el espectador”, explica Eduardo Luna, director y uno de los fundadores de la agrupación.

Sin mucha experiencia, y siendo estudiantes de tercer año de la universidad, estrenaron en 2004 su primera obra, La condena, en Teatro Lastarria 90 cuando estaba recién empezando. Gracias a las buenas críticas, tuvieron la oportunidad de formar parte de la programación del Festival Internacional Santiago a Mil 2005, en la categoría Emergentes. Lo mismo pasó por los siguientes dos años: “Entramos al festival con la primera obra, siendo muy pendejos. El segundo año hicimos una adaptación de María Estuardo de Schiller y también estuvimos en Santiago a Mil. Éramos como los niños genios, teníamos con suerte 22 años, todavía no salíamos de la universidad y ya estábamos con dos obras en el festival”, recuerda Eduardo sobre los primeros pasos de la compañía. “El inicio fue positivo para nosotros, porque nos permitió concretar hartas giras. Si bien En ese tiempo no existía Platea, pero estaba la FESUR (Feria de Artes Escénicas del Cono Sur), y a partir de eso se gestaron varias giras dentro y fuera de Chile”, agrega.

Con el pasar de los años, la compañía sufrió los cambios naturales de una agrupación numerosa. Comenzaron siendo compañeros de universidad, y después varios se transformaron en profesores, y empezaron a reclutar alumnos. “Así se generó una mixtura de viejos con jóvenes, distintas generaciones. Hemos pasado muchas crisis, obviamente, han pasado como 50 personas por la compañía, pero seguimos manteniéndonos algunos”, dice Eduardo al referirse a sus compañeros Carolina Torrealba, Carolina Castro, Javier Alvarado; todos presentes desde el primer día.