Eva Yerbabuena vuelve al país con Solo para Chile

La bailaora de flamenco creó un espectáculo inspirado en el trabajo de artistas nacionales como Gabriela Mistral y Violeta Parra, el cual  presentará el 21 y 22 de septiembre en el Teatro Nescafé de las Artes. “Son tantos artistas que me hubiese encantado incluir, pero se trata de un espectáculo sencillo, pero a la vez, maravilloso”, asegura.

Por Karina Mondaca Cea

Cuando a Eva Yerbabuena le ofrecieron la oportunidad de volver a Chile, no lo dudó. La bailaora estaba coordinando una serie de funciones en Bogotá y Buenos Aires, y no quería dejar fuera una escala en Santiago. Entonces, ¿cuál era el problema? El espectáculo que presentaría en ambas ciudades corresponde a Ay!, una pieza de danza que ya había sido exhibida en la cartelera nacional como parte del Festival Internacional Santiago a Mil 2015.

Para Eva, la solución que aseguraría su quinta visita al país era simple: crear un show pensado especialmente para los chilenos. “Desde que pisas Chile por primera vez, empiezas a escuchar, a ver todo lo que está a tu alrededor”, explica la coreógrafa sobre su lazo con el territorio nacional. “Siempre observaba los bailes vuestros, porque siempre me quedaba alucinada. Hay muchos tipos de danza chilena que conozco, como el costillar, la cueca, pero para mí iba a ser muy complicado hacer algo así, porque además sería como una osadía tratar de hacerlo. Por eso pensé en cómo hacer que Chile estuviera presente a través de artistas que uno conoce o ha escuchado, y que estuviera en línea con mis ideas, con mi forma de ser, con mi melancolía, con mis creencias”.

En sólo un par de meses, la coreógrafa creó Solo para Chile, un trabajo en el que tuvo que armarse de grandes nombres de nuestro país. “Hay muchísimos artistas chilenos buenos. Tienes poetas como Nicanor Parra, Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro. También pintoras como Laura Rodig, Bruna Truffa. Son tantos artistas que me hubiese encantado incluir, pero se trata de un espectáculo sencillo, pero a la vez, maravilloso”, dice Eva sobre quienes inspiraron su más reciente montaje. “Me he inspirado en Gabriela Mistral y en un poema que me encanta, como lo es Hallazgo; un canto mapuche que me vuelve loca y me conmueve muchísimo, que es Arauco tiene una pena de Violeta Parra. Todo eso mezclado con una serrana, una bulería, una trillera de los cantadores, fandango. También hay otro artista maravilloso, como lo es Claudio Arrau, pianista que ha sido de los mejores interpretando a Chopin, y cuya pieza Nocturno también está presente en la obra”.

¿Qué era lo que querías transmitir a través de este montaje?

Transmitir lo que realmente la vida nos pone por delante, que a veces nos puede doler y nos hace sufrir, o que nos provoca crear cosas maravillosas y hermosas, como lo son los poemas de Gabriela Mistral o ese canto mapuche de Arauco tiene una pena. Tengo la fama de ser alguien melancólica, quieta, luchadora. Soy una mujer apasionada y que me gusta defender las costumbres, y creo que estos artistas han hecho eso, conmover esa parte de mí.

¿Cómo fuiste construyendo Solo para Chile?

Ha tenido de todo. Ha fluido fácil, porque uno tiene estas ideas en la cabeza, pero a la vez es difícil, porque debes contar lo que piensas. Lo primero es empezar a crear la música, porque lo que tratas de ver es el comienzo del espectáculo, plantearlo escénicamente. Luego se van enlazando los números, como una serrana que creé con un poema de Vallejos -que es Los heraldos negros, que es una preciosidad, pero a la vez muy dura y significativa-, y que se une con el poema de Gabriela Mistral. Es como una conversación entre ellos. Es algo muy curioso, no puedo contarles más porque no puedo dirigir las cosas que ustedes van a sentir.

En este montaje trabajas nuevamente con Paco Jarana, quien, además de ser tu pareja, ha musicalizado tus trabajos por largo tiempo. ¿Podrías contarme un poco más sobre la relación de ustedes? ¿Cuál es el sello que han trabajado juntos?

Hay muchos compañeros que nos dicen “no sé cómo lo hacen”. Son muchos años compartiéndolo todo, porque no es sólo en el plano artístico, sino que también el personal. Somos marido mujer, y eso no es nada fácil y no siempre es color de rosa.

Como todo en la vida, tratamos de buscar el equilibrio. Si no, sería imposible. Él tiene sus inquietudes, pero me conoce, llevamos muchos años y siempre le preocupa. “Eva, ¿qué haces? ¿Qué tienes en la cabeza?”. Entonces yo le cuento un poco por encima: “Es que hay un poema de Gabriela Mistral que me encantaría que estuviera en el espectáculo, me encantaría que fuese la música, mi música que pudiera coreografiar”. Pero al poema hay que ponerle un fondo, hay que tratarlo, porque él sabe que yo lo necesito. Por eso hay fondo de gotas de agua, de cavernas. Él ya sabe qué hacer al momento en que se lo explico, así que empieza a darle vueltas en la cabeza y a crear.

Su trabajo es súper difícil, porque le digo “hagamos una serrana”, pero él tiene que ver su ritmo, tonalidad, y tiene que ir enlazando el final de la serrana con el canto mapuche. No es nada fácil. Eso, además de tener que compartir conmigo una misma casa, dos hijas (4 y 21 años). Pero es algo que hemos escogido, que quisimos así. Hay veces que no estamos de acuerdo, y yo debo reconocer que soy muy cabezota, que cuando tengo una cosa muy clara, eso es lo que quiero. Hasta que no veo que él lo tiene igual de claro, trato de de convencerlo jajaja Lo que sí hemos tenido que hacer, es aprender a desconectarnos.

A esta altura, no imagino mi vida sin Paco, sinceramente. Encontré mi media naranja, mi compañero en todo aspecto. Muchos me dicen “tienes un privilegio”, y yo sé que es así.

En febrero estrenaste Apariencias, en julio Carne y hueso, y ahora se viene Solo para Chile. ¿Cómo lo haces para desarrollar tantos proyectos en tan poco tiempo? ¿De dónde sacas inspiración y ganas para seguir?

A mí el flamenco, sin darme cuenta, se me dio como un medio de comunicación y como una forma de conocer el mundo. Siempre lo digo: tendría que agradecerle eternamente al flamenco y a la persona que visualizó en mí esto, que fue mi tía, hermana de mi madre, que falleció a los 29 años). No me preguntes por qué, pero ella sabía que yo tenía algo con la danza. Y mira dónde estoy. Así que estoy agradecida del flamenco de poder conocer otras culturas como la vuestra, y todas las del mundo. He tenido el privilegio de hacerlo y con algo que adoro, que es mi pasión, mi amor incondicional, que no sólo me ha hecho crecer profesionalmente, sino que personalmente.

Estamos tiempos donde las barreras artísticas desaparecen, y muchas disciplinas y estilos se mezclan. El flamenco no está fuera de eso y hay representantes que han combinado los pasos de este tipo de baile con nuevas tendencias. ¿Qué te parece esto? Se debería respetar o no hay que tenerle miedo a innovar?

Pienso que hay que tener cuidado con el miedo, porque el miedo limita. Siempre he dicho que prefiero arrepentirme de algo que he hecho, que algo que no haya hecho. Pero creo que hay un miedo, una pequeña medida que es necesaria. A mí me da miedo todo lo que está pasando. De hecho, mi espectáculo Apariencias, habla de la esencia de la apariencia. Si hablamos de esencia, es permanente, eterna, inamovible; mientras que la apariencia es impermanente, inestable y circunstancial.

Siento que las creaciones de las artes escénicas, antes, a nivel general, todo era más personal, con más personalidad. Hoy lo veo menos. Veo intérpretes con muy buena técnica, con ideas, pero ser artista es otra cosa. Hay que tener una capacidad de transmitir. Como decía Lola Flores, “yo soy artista porque las mentiras las hago verdades”. Eso es algo que a mí me preocupa, me da miedo, porque antes sólo teníamos un televisor y dos canales, entonces cuando un artista iba al teatro, tú tenías la inquietud de verlo en directo y al salir, te quedabas con un sentir dentro de ti. Seguramente con el paso del tiempo, recuerdas algo, que capaz que ni siquiera era real, pero eso era lo bonito, que lo haces tuyo, y cuando tratas de expresar algo de lo que recuerdas, es tuyo. No es una copia exacta de lo que recuerdas”.

Solo para Chile se presentará a las 20.30 horas de los días 21 y 22 de septiembre en el Teatro Nescafé de las Artes (Manuel Montt 032, Providencia. Metro Manuel Montt). Las entradas tienen valores entre $25.000 y $50.000, y se pueden adquirir a través del sistema Ticketek y en puntos de venta habilitados en tiendas Falabella y Cinehoyts, además de las boleterías del recinto (sin cargo por servicio). Descuentos y promociones disponibles aquí.

Fotos: Cedidas por Teatro Nescafé de las Artes