El performer Yann Marussich se presentará en Santiago con dos aplaudidos e impactantes montajes
Por Karina Mondaca Cea
La carrera de Yann Marussich (1966) partió en la danza. Destacado coreógrafo y bailarín residente en Ginebra, Suiza, creó una veintena de trabajos que se han presentado en diferentes rincones del mundo por más de 25 años. Pero no fue hasta la década del 2000, y luego de dirigir el Théâtre de l’Usine de Ginebra, donde programó danza contemporánea, y de fundar ADC Studio en 1993; que iniciaría la carrera que terminaría por hacerlo feliz.
“Siendo bailarín también trabajé con mi cuerpo, pero uno más disciplinado en el sentido estético, y ahora es un cuerpo disciplinado, pero no por la forma, sino que por la capacidad de atravesar el dolor y la materia”, explica Yann Marussich sobre el cambio que realizó al abandonar su primera disciplina. “Con la performance me siento más libre, puedo hacer lo que quiero y en cualquier tiempo que quiero”, agrega al teléfono desde Uruguay, antes de presentarse en el Festival de Danza Contemporánea de ese país.
En 2001, el artista creó Bleu Provisoire, una pieza donde se presentaba totalmente inmóvil, y que profundizaba en la introspección y el control de la quietud mientras su cuerpo era enfrentado a diferentes estímulos, incluso a agresiones. “Quise seguir un camino donde me pudiera sentir libre y donde también pudiese mostrar algo de verdad”, dice Marussich, quien considera la performance como algo más “real” que otras disciplinas. “Para mí, un espectáculo es medio falso y medio verdadero. Yo quería trabajar con la materia, el peligro, para ver cuánto el hombre puede aguantar y cómo puede entrar en relación con la materia, fuego, agua, lo que sea”.
Desde entonces, el artista ha transformado la performance en su espacio poético, donde a través de presentaciones individuales y el body-art, mezcla el violento sufrimiento de su cuerpo y la absoluta impasibilidad. ¿La clave para lograrlo? “Mi cuerpo y mi mente viven en una relación de paz. Al principio no fue fácil, porque tenía una relación de resistencia con el dolor. Me resistí mucho, como un guerrero, pero ahora no. Ahora estoy en un estado de abandono”.
¿Y cómo lograste ese cambio?
Tengo un entrenamiento de Chi Kung, que es una disciplina de la medicina china, meditación. Pero se logra a través del trabajo, mucho trabajo. ¡Hasta que un día aparece! Uno no lo anda buscando, sino que aparece.