A 10 años de la muerte de Pina Bausch recordamos su residencia en Chile el año 2009
Durante el verano de 2009 la artista realizó junto a integrantes de su compañía, Tanztheater Wuppertal, una residencia que incluyó visitas a distintos rincones de Chile y que más tarde inspiraría su última creación, Como el musguito en la piedra, ay sí, sí, sí…
Por Lorena Caimanque
El año 2009 la destacada coreógrafa e intérprete nacional, Elizabeth Rodríguez, recibió una invitación difícil de rechazar: convertirse en attachée de una de las figuras más importantes de la danza contemporánea mundial, Pina Bausch: “Necesitaban a alguien cercano a la disciplina para acompañarla, y que pudiera también apoyar la inspección de lugares para el desarrollo de la residencia. En eso apareció el Centro de Danza Espiral, un lugar icónico para la danza en Chile, donde además pudo compartir con Joan Jara y conversar sobre lo mucho que las unía como el amor por Chile y haber sido integrantes – en épocas distintas – de la compañía del alemán Kurt Jooss”.
Antes de instalarse junto a sus 21 bailarines en el Centro de Danza Espiral, Pina viajó y conoció a distintas comunidades. Pero ésta no era su primera vez en el país. Desde mucho antes venía su particular conexión, primero, a través de su relación con el artista chileno Ronald Kay, y luego con la presentación de Masurca Fogo en Santiago a Mil 2007. Pero esta vez la idea, recuerda Rodríguez, era comenzar a imaginar una nueva pieza inspirada en Chile.
Fue así como se preparó un itinerario por Santiago y algunas ciudades del país que pudiesen ser interesantes de ver. Pina visitó San Pedro de Atacama, Caleta Paposo, el Observatorio Astronómico Paranal, y en el sur Puerto Montt, Castro, Tenaún, Mechuque, entre otras localidades de Chiloé.
También estuvo en Valparaíso y, en la capital, en Villa Grimaldi, La Legua y junto a las dirigentes de las viviendas sociales del proyecto Elemental, en Renca. En todos estos lugares, rememora Elizabeth, se dedicó a captar vivencias: “Para Pina era importante impregnarse visualmente del entorno, siempre quería estar rodeada de personas para percibir y permearse de lo chileno”. En terreno, agrega, Pina se mostraba muy abierta y conectada con lo que estaba ocurriendo, “era una persona muy cálida y amena. Había algo muy potente en ella que generaba empatía. Sabía muy bien escuchar, estaba ahí con todas sus antenas puestas, muy alerta de lo que estaba viendo
“Para Pina era importante impregnarse visualmente del entorno, siempre quería estar rodeada de personas para percibir y permearse de lo chileno”
De ese recorrido por Santiago, Elizabeth recuerda la vez que visitaron un café con piernas por la calle Teatinos, cerca de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile: “Una de las chicas que trabajaba en el café sabía perfecto quién era Pina Bausch porque había tomado clases con la bailarina cubana, Alicia Alonso. Recuerdo que a Pina le impactó mucho esta visita, le llamaba la atención que en el café hubiese – entre las trabajadoras y el cliente – una especie de freno, o acuerdo tácito de no ir más allá”.
En general, concluye Rodríguez, “la reflexión que ella hace al ver y visitar todos estos lugares es sobre el pueblo femenino, pues en todos estos lugares se muestra toda la potencia de las mujeres del país”.
Como el musguito en la piedra, ay sí, sí, sí… se estrenó en Alemania en junio de 2019, dos semanas después de la muerte de Pina. Luego de esta presentación, el espectáculo viajó a Chile para presentarse como parte del Festival Santiago a Mil 2010. Fue la última pieza creada por una de las mayores representantes de la danza-teatro a nivel mundial. Mirando 10 años atrás, Elizabeth Rodríguez ve cómo su experiencia como attachée de Pina Bausch la marcó más allá de lo artístico, “fue revelador para mí haber estado cerca del proceso que da vida a la última obra de una persona tan creativa y talentosa. Me marca a nivel humano más que coreográficamente. Es como ver a alguien despidiéndose y, en ese proceso, entender su tremenda magnitud, sabiduría y fortaleza. No sé si hay una reflexión o una cosa concreta en mi trabajo, es más bien una enseñanza de vida”, concluye.