Claudio di Girolamo: “Uno de mis amores teatrales es Tres Noches de un Sábado”
Claudio di Girolamo afirma que no quisiera morirse sin volver a dirigir dos obras a las que llama sus “amores teatrales”: Tres noches de un sábado y Los payasos de la esperanza. La primera en los ’60 y la segunda en los ’90 marcaron hitos en el desarrollo de la dramaturgia nacional, bajo la dirección de Di Girolamo, quien hoy está algo alejado de la actividad teatral y dedicado a la pintura. Pero deja en claro que no olvida Tres noches…, especialmente por su permanencia en la compaña ICTUS, que dejó en 1986.
Y allí fue que hizo historia. Tres noches un sábado fue estrenada en 1972 y permaneció en cartelera durante dos años en la sala La Comedia, atrayendo a más de 120 mil espectadores. Fue una de las pocas obras teatrales que pasó la barrera del 11 de septiembre de 1973.
Hecha a cuatro manos entre ICTUS, Patricio Contreras, Luis Cornejo y Alfonso Alcalde, el montaje volverá al Teatro de la Universidad Católica en agosto de este año, bajo la dirección de Rodrigo Pérez.
Di Girolamo se entusiasma con este regreso que desencadena recuerdos y anécdotas de esa época, como que rápidamente tuvo que salir a devolver un uniforme naval usado en escena. “Había un personaje que era marino, pero tuvimos que cambiarlo -por razones obvias- por un obrero especializado”, comenta sobre esta comedia con personajes muy chilenos de distintas clases sociales, que muestra a ricos y pobres enfrentados a la seducción de una noche sabatina.
En 2001, bajo la dirección de Andrés Céspedes y con un elenco integrado por Valentina Pollarollo, Paulo Meza, Luz Valdivieso, Viviana Galdámes y Marcelo Figueroa, se hizo otra versión de Tres noches de un sábado. Para esta versión se esperan las actuaciones de Amparo Noguera, Catalina Saavedra, Claudio Arredondo y Francisco Ossa, quienes revivirán esta pieza entre el 15 de agosto y el 10 de octubre. Las entradas ya están a la venta en Daleticket.
Mientras, Claudio di Girolamo sigue con sus compromisos pictóricos. Hará el Memorial de las Víctimas de Lonquén, acaba de entregar un mural para la iglesia Santa Elena y sigue con sus talleres de Educación por el Arte, dándose un tiempo para recordar esa primera temporada de Tres noches de un sábado.
¿Estas clases sociales sobreviven hoy?
Absolutamente, claro que usarían celulares y los problemas tal vez variarían. Muestra, sobre todo, las dificultades de vivir el amor entre los ricos, la clase media y los pobres chilenos.
¿Cómo es la estructura de esta obra?
Está dividida en tres capítulos: La demostración, Amor de mis amores y La tercera espera. Perfectamente pueden presentarse en forma individual. De hecho, algunos son muy representados en el teatro escolar, por ejemplo.
¿El elenco fue fundamental en el éxito?
Imagínate que estaban la Delfina Guzmán, Nissim Sharim, Patricio Contreras, José Manuel Salcedo y Vida Antezana. Esta última tuvo que refugiarse en una embajada y fue reemplazada por Gloria Münchmeyer. Hoy, yo llamaría sin pensar a Daniel Muñoz para ese glorioso personaje de clase media que hacía Pato Contreras.
¿Y cómo fueron esos dos años en cartelera?
Fue una experiencia muy linda a teatro lleno, yo no me perdí ninguna función. A principios de 1974 me fui con una beca de Olivetti a Italia de la que estuve muy agradecido porque me habían echado de todas partes. Los dejé funcionando con una gira a Argentina, y tan bien les fue que Patricio Contreras fue premiado como mejor actor, se quedó allá y nunca más volvió.