¿Cómo va a funcionar el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio?
Es el comienzo de los años noventa y Chile vive un momento histórico: el regreso de la democracia. Una nueva etapa que trajo consigo un proceso de reformulación de las artes en Chile, luego del silenciamiento cultural que había impuesto la dictadura.
Aunque durante el gobierno Patricio Aylwin, el mandatario manifestó la importancia de darle valor a la cultura, y otorgarle un rango significativo a nivel gubernamental, no fue hasta el gobierno de su sucesor, Ricardo Lagos, que se fijaron las bases de lo que sería el nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
En el gobierno de Lagos se formó la Comisión Asesora de Cultura, más conocida como la Comisión Garretón, que dependía del Ministerio de Educación. ¿Cuál era la mejor manera en que el Estado debía participar en el fomento y promoción de la creación artística y cultural? La respuesta a esta pregunta derivó en una larga discusión en el Congreso Nacional que creó el cargo de Asesor Presidencial de Cultura, que ocupó el destacado académico y abogado Agustín Squella.
Más tarde, la Ley 19891, publicada el 23 de agosto de 2003, creó este servicio público a partir de la fusión de la División de Extensión Cultural del Ministerio de Educación, el Departamento de Cultura del Ministerio Secretaría General de Gobierno y la Secretaría Ejecutiva del Comité Calificador de Donaciones Privadas. El primer presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes fue José Weinstein Cayuela (2003 – 2006), seguido por Paulina Urrutia (2006 – 2010), Luciano Cruz-Coke (2010 – 2013), Roberto Ampuero (2013 – 2014), Claudia Barattini (2014 – 2015) y Ernesto Ottone (2015 – actualidad)
El 13 de octubre del 2017 será otra fecha clave: la presidenta Michelle Bachelete liderará la ceremonia de promulgación de la Ley que crea el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Un inédito concierto desde los balcones de La Moneda en homenaje a Violeta Parra y la apertura de museos, espacios culturales y galerías a lo largo del país hasta la medianoche, serán parte de las iniciativas con las que se festejará la creación de la nueva institucionalidad cultural para Chile.
El nuevo Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, estará ubicado en la ciudad de Valparaíso, y agrupará en una sola entidad al Consejo de la Cultura, la Dibam y el Consejo de Monumentos Nacionales, creando además sus respectivas Seremías en las 15 regiones del país.
¿Cuál será su principal objetivo? Colaborar con el o la Jefa de Estado en el diseño, formulación e implementación de políticas, planes y programas que contribuyan al desarrollo cultural y patrimonial de manera armónica y equitativa en todo el territorio nacional.
El Ministerio estará regido por ocho principios. Diversidad Cultural, que reconoce y promueve el respeto mutuo entre las diversas identidades que cohabitan en el territorio nacional; Democracia y participación, que reconocerá que las personas y comunidades tienen el derecho a participar activamente en el desarrollo cultural del país y Reconocimiento cultural de los pueblos indígenas, que promueve las culturas de los pueblos indígenas, sus prácticas ancestrales, sus creencias, su historia y su cosmovisión.
Respeto a la libertad de creación y valoración social de creadores y cultores, que promoverá el rol social de estos en el desarrollo cultural del país; Reconocimiento de las culturas territoriales, promoviendo y contribuyendo a la activa participación de cada comuna, provincia y región en el desarrollo cultural del país y de su respectivo territorio.
Reconocimiento del patrimonio cultural como bien público; Respeto a los derechos de creadores y cultores, que promoverá el respeto de los derechos de los creadores en materia de propiedad intelectual, así como también los derechos laborales consagrados en el ordenamiento jurídico chileno, de quienes trabajan en los ámbitos de las artes, las culturas y el patrimonio; y Memoria histórica.
Además, contará con dos subsecretarías: una de las Culturas y las Artes, y otra del Patrimonio Cultural, que a su vez tendrá a cargo el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Ambas serán iguales administrativamente y deberán actuar de manera coordinada y articulada.