Alejandra Jiménez, directora de El Circo del Mundo: “Estamos escribiendo la historia de un nuevo arte en Chile”
Por Sergio Espinosa
La primera vez que El Circo del Mundo montó un espectáculo, el resultado fue tan novedoso como extraño para el público. “Al principio costaba mucho que nos entendieran. La primera vez que nos instalamos con carpa y taquilla, el año 2002, la gente se iba porque no había elefantes. Nos decían, ‘pero aquí no hay animales’. Hoy la gente cambió y las personas somos diferentes”, reflexiona Alejandra Jiménez, directora ejecutiva de esta organización dedicada a enseñar, cultivar, promover y profesionalizar el nuevo circo en Chile.
Tuvo que pasar cerca de una década para que el público comenzara a entender su trabajo, y justamente el año pasado, ela agrupación volvió a sorprender con un nuevo montaje llamado La Sangre de la tierra, el que consideran su espectáculo más osado. “Nos atrevimos a hacer algo distinto y diferente, donde la gente pudiera ver y experimentar un espectáculo de circo de otra manera”, explica Jiménez sobre el trabajo.
Dirigido por Alain Veilleux, el espectáculo pone en el centro de la creación artística al vino, su cultura y producción; todo a través de la combinación de acrobacias, teatro, danza, ballet, música original, canto, clown e iluminación.
Para Alejandra, este trabajo “tiene que ver con un proceso que El Circo del Mundo viene desarrollando desde hace varios años atrás. Estábamos en un momento en que ya habíamos hecho todo lo otro, y que podíamos experimentar con algo distinto, y el resultado fue precioso. Se conjugaron muchas cosas: una idea original de Francisco Alvarado (responsable de las producciones artísticas de la compañía); un buen trabajo de investigación previo; la venida de Alain Veilleux, que es un excelente director artístico; un trabajo muy fino de Camila Osorio en la dirección de actores y una técnica espectacular de los artistas, donde el 90% son egresados de nuestra escuela”, agrega la directora.
No estoy sobrevalorando este trabajo por sobre otros, pero sí hay una investigación más a fondo en relación a la narrativa y a la dramaturgia, que es algo que cuesta en el formato nuevo circo, no es fácil. Trabajamos, como siempre, el tema de la identidad, que para nosotros es muy importante, y es fundamental que el público que ve nuestros espectáculos se vea reflejado en el mismo, en su historia, en algo que sabe que paso en Chile o en algo que lo toca desde un punto de vista estético, poético o narrativo. Lo vemos como un bien cultural totalmente exportable y con el que podamos representar lo que es el nuevo circo en Chile, pero también lo que es nuestra identidad, nuestra memoria.
En relación a lo que es el nuevo circo y el circo tradicional, no hay punto polémico, porque claramente son públicos distintos. El circo clásico es parte de nuestro patrimonio y es parte de nuestra tradición. Pero el nuevo circo nace desde las artes escénicas. Y bueno, en cuanto a las políticas culturales, el 2007, por primera vez, se reconoce al circo como arte escénico y el 2011, recién, el entonces Consejo de la Cultura y las Artes crea un área para el nuevo circo. Ahí se empiezan a mover las políticas públicas, se empiezan a generar recursos para los artistas, empiezan a haber becas y pasantías, lo que también ayuda muchísimo porque la gente puede salir a afuera a especializarse.
La gente se empezó a dar cuenta que el nuevo circo es otra cosa y, efectivamente, está ligado al arte escénico. Por ejemplo, nosotros estamos en carpa pero también en salas de teatro. Este último año, el desarrollo y crecimiento de audiencias ha sido bastante impresionante. Da pena decirlo, pero uno no puede negar la realidad. La primera llegada del Circo de Soleil a Chile, generó en el público un impacto gigante, y entendió que había un circo distinto. Nosotros ya veníamos con tres espectáculos en el cuerpo, pero después del Circo de Soleil ya nadie nos preguntaba y ¿esto cómo es?
En los últimos siete años, el público es cada vez mayor. Nosotros hemos hecho cinco estudios de perfiles de audiencias, en los primeros el público era muy joven y en el último, arrojó un público entre 35 y 45 años, profesional joven, y familiar también. Ahí te das cuenta que el público va cambiando, que el interés ya no es solo del cabro que hace circo, sino del profesional joven que quiere ver un buen espectáculo de artes escénicas. Que puede ser el mismo que va al circo tradicional, pero van con objetivos e intereses distintos.
Seguimos siendo la única escuela profesional de circo en Chile y desde el año 2005 somos parte de la federación europea de escuelas de circo. El nivel ha crecido mucho en las últimas generaciones que han egresado de la escuela. La primera generación egresó el 2007, y en 10 años se ha triplicado la cantidad de postulantes y todos con un nivel muy alto. Ahí te das cuenta que en 10 años el nuevo circo, como expresión artística, se ha desarrollado e incrementado. Eso se mide no sólo en cantidad y calidad de los artistas, también en los postulantes que quieren estudiar
Hemos hecho un bonito trabajo, me gusta ver espectáculos del nuevo circo y de nuevas compañías, me encanta ver una producción grande y ver que el 80 por ciento de los artistas son ex alumnos de nuestra escuela. Eso es muy satisfactorio. Ellos también han entendido el mensaje y saben que estamos escribiendo la historia de un nuevo arte en Chile y eso implica sacrificio al máximo. Está la recompensa de haber sido parte de esta historia, y eso, no tiene precio.
Fotos: El Circo del Mundo