21 de Mayo: los anuncios presidenciales que nos gustaría escuchar
En medio de los conflictos y las promesas políticas, el mundo cultural ha tenido algunos anuncios: el 11 de mayo de 2015, los trabajadores escénicos -agrupados en la Plataforma de Artes Escénicas- presentaron formalmente al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y a la ciudadanía un proyecto de Ley de Artes Escénicas diseñado en conjunto. Pareciera estar abriéndose la posibilidad de discutir y proponer soluciones políticas para los problemas específicos del sector. Ante esta posibilidad, le preguntamos a algunos creadores: Desde la perspectiva de las artes escénicas, ¿qué haría falta escuchar el 21 de mayo?
Freddy Araya, director de Teatro del Puente: “Ninguna promesa de cambio será posible si no se instala una institución robusta”
Los gobiernos deben entender la cultura como un componente esencial en el desarrollo de un país. Para eso deben proveer los recursos humanos y económicos para garantizar la supervivencia y proyección de los planes y espacios que propicien la circulación de los bienes y servicios culturales.
Para contribuir a esto, el sector de las Artes Escénicas ha sistematizado sus propuestas tanto desde la Plataforma de Artes Escénicas, como desde la Red de Salas de Teatro. Esto, en la línea de fortalecer la institucionalidad en un diálogo serio y sistematizado, que se enriquece con la experiencia de creadores y gestores en su relación directa con las personas a través del teatro.
Ninguna promesa de cambio significativo en el ámbito cultural será posible si no se instala de una vez una institucionalidad robusta que esté al nivel de los desafíos que propone el programa de gobierno.
Mauricio Barría, dramaturgo y académico U. de Chile: “Que el polo central de la Reforma Educacional contemple el desarrollo del Arte y las Humanidades como eje”
Lo primero que me gustaría escuchar es que habrá nuevas formas de financiamiento de la actividad artística, que no fomenten la competencia, sino la colaboración. Que tengan un formulario acorde a un proyecto artístico y no a un emprendimiento. Que estos fondos sucedan a lo largo del año, y no una sola y fatal vez.
En segundo lugar, me encantaría escuchar que comienza la discusión en torno a la Ley Sectorial de las Artes Escénicas, así como la tiene ya Cine.
Finalmente, me gustaría escuchar que el polo central de la Reforma Educacional contempla el desarrollo del Arte y las Humanidades como eje de una educación fundada en valores humanos y no económicos. Que se les consulte a los cultores de las artes y oficios sobre qué significa enseñar y cómo se hace cuando se trata de aprendizajes que son menos cuantificables, requieren tiempo y no sirven para un sistema productivo centrado en la eficiencia.
Andrea Gutiérrez, presidenta del Sindicato de Actores de Chile (SIDARTE): “El ingreso de la Ley de Artes Escénicas en el segundo semestre”
Queremos que la Presidenta anuncie la Ley de Artes Escénicas ingresando al parlamento en el segundo semestre, para que los ciudadanos vivan la danza, el teatro y el circo como un derecho social.
Esta iniciativa apuntaría a dignificar la actividad de tantos trabajadores del arte que dedican su vida a impulsar la creatividad y la cultura de nuestro país.
Juan Radrigán, dramaturgo de El príncipe desolado (en Matucana 100 hasta el 16 de mayo): “Lo que se necesita es un apoyo fuera del Fondart”
La falta de salas es el mal endémico del teatro en Chile. Necesitamos que existan al menos un par de salas donde las compañías sin dinero puedan presentarse. Porque no es que no haya dramaturgia en Chile, ¡hay más dramaturgos que poetas! Pero no hay un espacio donde mostrar el trabajo que sea realmente asequible. No es falta de producción, es que muchos no logran montar. Los teatros cobran unos pisos tremendos y dan espacios de montaje de una semana, tres días.
En regiones, esto se necesita muchísimo, y a la vez, es imprescindible lograr una conexión con Santiago. Acá apenas conocemos el teatro regional. Hay regiones donde hay salas muy buenas, pero problema es que atraen a poco público, lo que es poco aliciente para hacer teatro.
Entonces, lo que falta es un incentivo tanto para montar como para los públicos. Otra medida es que las entradas fueran más baratas: que cuesten 2 mil pesos, en vez de 5 mil, 7 mil. ¿Qué gente esperan que vaya al teatro? Porque a los precios actuales no puede ir ningún trabajador. Y aquí volvemos a lo mismo: es que hay que cobrar esos precios porque los teatros lo exigen, porque las compañías tienen gastos. Y quien no tiene Fondart suda la gota gorda. Lo que se necesita es una apoyo fuera del Fondart.
Elizabeth Rodríguez, bailarina y coreógrafa: “Necesitamos con urgencia que el Estado intervenga en el desarrollo y el fomento de la danza”
Más que anuncios puntuales, es la discusión de fondo la que me interesa. Lo que necesitamos es revisar el contenido, entendiendo la cultura como un ámbito más complejo, incluyendo su rol educacional. Esperaría entonces que finalmente la cultura y su contenido sean incorporados a la institucionalidad política, que es donde se hacen los verdaderos cambios. Es necesario cuestionar incluso desde lo institucional: desde cuales son los nombres que ocupan los cargos, hasta evitar los cuoteos y dejar de priorizar los “rostros” como figuras. La cultura no es un complemento, es un bien y una herramienta social.
Particularmente en la danza, me preocupa como nuestra disciplina está siempre agrupada dentro de la clasificación “artes escénicas”, junto con el teatro y el circo. Sin especificidad, se nos aplican políticas genéricas. Cada área requiere una dignidad propia de su trabajo. Necesitamos con urgencia que el Estado intervenga en el desarrollo y el fomento de la danza, estableciendo mecanismos efectivos que fomenten y desarrollen el sector, y que promuevan también el desarrollo regional .
Me preocupa también los plazos en la institucionalidad pública. El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes o el futuro Ministerio tiene que ser más operativo y eficiente. Por ejemplo, en la danza, necesitamos tener un catastro nacional, saber quiénes somos, dónde estamos. Todas las administraciones de los últimos gobiernos lo han prometido, pero hasta ahora no lo han ejecutado.