2.8.2016 | None
Luego de seis años, Dios es un lujo vuelve al Teatro del Puente
En el escenario no hay escenografía, sólo actores iluminados. Cada uno representa a un personaje de Dios es un lujo, un montaje creado por Rodrigo Soto y Gopal Ibarra en 2010, y que muestra a cinco personajes que deben compartir una noche en el calabozo de una comisaría capitalina. Tres de las mujeres que están en escena interpretan prostitutas detenidas después de una riña callejera, las que sin tapujos y sin censura hablan de su profesión, de sus opciones políticas, del desencanto con la religión, de sexualidad y el rol de mujeres en la sociedad. En el lugar, un travesti y una joven adicta a la pasta base se suman al crudo diálogo que incluye gritos, descalificaciones, garabatos y verdades; pero al final, todos están ahí esperando salir para enfrentar un nuevo día.
A seis años de esa creación –que formó parte del Festival Internacional Santiago a Mil 2011-, el montaje volverá a los escenarios santiaguinos, y lo hará con el elenco original integrado por Viviana Basoalto, Cecilia Herrera, Juan Pablo Miranda, Aliocha De La Sotta y Mónica Ríos. ¿Cuál fue el origen de esta exitosa historia y su sencilla propuesta? ¿Por qué vuelve ahora y en qué contexto se sitúa actualmente? De eso y más conversamos con su dramaturgo y director, Rodrigo Soto.
La obra estrenada en 2010 que muestra a estas tres prostitutas, un travesti y una joven adicta a la pasta base. Toda esta idea empezó en tu cabeza años antes y después la fuiste trabajando con Gopal Ibarra. ¿Podemos recordar cómo fue ese proceso?