26.7.2016 | None
Diego Agurto, director de Petra: “Queremos replantear otras formas de pensar el género”
En el año 1972 el director alemán Rainer Werner Fassbinder, estrenó con gran controversia la película Las amargas lágrimas de Petra Von Kant, ¿el motivo? Era un film que hablaba del amor lésbico, la dominación sexual y la explotación económica, a través de la historia de Petra Von Kant, una exitosa diseñadora de modas, quien recientemente se separó de su marido, se enamora de Karin, una joven de bajos recursos y desempleada; y vive con su secretaria esclava, Marlene, quien guarda un silencio pulcro, graba y documenta todo.
A partir de esta historia, es que el Colectivo de Artes Escénicas La Comuna decidió llevar a escena Petra, espacios domésticos de dominación, su adaptación del ícono del cine gay alemán. El montaje, que es fiel al guion original del autor ya que fue concebido para el teatro, es interpretado por seis hombres, quienes personifican a Petra, Marlene, Karin, Sidonie, la amiga y confidente; la madre y la hija. Para el director Diego Agurto, esta decisión fue tomada ya que la obra busca reflexionar sobre temáticas femeninas desde lo masculino.
“En este proyecto somos mayoritariamente hombres (ya que contamos con la asistencia de dirección de Mariana Hausdorf), nos parecía interesante llevar a escena una película que presentaba problemáticas que culturalmente han sido asociadas y puestas dentro del “patrimonio” de lo “femenino”, como la maternidad, el amor, y el matrimonio”, indicó.
Otro de los puntos llamativos es que los actores están vestidos únicamente con pantys semi transparentes, lo que deja ver la totalidad de sus cuerpos, y que es completamente diferente a la película del cineasta. La decisión fue tomada ya que la obra no se presenta como una fiel adaptación de la película, sino como una investigación sobre temáticas de dominación y sumisión. “Es raro ver en escena a tantos hombres desnudos, porque cuando pensamos en quienes se desvisten en teatro, inmediatamente pensamos en las mujeres. Creemos que el desnudo siempre se vuelve hegemónico porque tiene una mirada del hombre hacia la mujer”, expresó Agurto.
Para los artistas, quienes desarrollaron la obra durante la residencia en el Centro Experimental de Arte Tessier, el proyecto busca llegar más allá del texto y su dramaturgia, porque se enfocan en lo político y sus cuestionamientos hacia la sexualidad. Para dar con ello, se adentraron en temas de sexualidad con el asistente teórico, Jorge Díaz, y se acercaron al universo más político de Fassbinder, llegando al deseo como principal enfoque.
“Cuando hablamos de la mujer y la igualdad, muchas veces significa que ésta se vuelve “un hombre” al replicar formas de dominación políticas, sociales y amorosas, como lo que pasa con Petra quien al principio reniega del matrimonio, de la heterosexualidad como discurso hegemónico y termina haciendo lo mismo con Karin, que le pide abandonar al hombre. Para nosotros es interesante replantearse la heterosexualidad no como hombre y mujer, sino desde un discurso político”, agregó.
¿Cómo ha sido para un colectivo de hombres interpretar roles femeninos, en una obra en donde se habla desde las mujeres?
Significó harto trabajo teórico y de investigación, trabajamos con el investigador en feminismo Jorge Díaz, quien es parte de la Colectivo Universitario de Disidencia Sexual, CUDS. Con él empezamos a indagar sobre masculinidades femeninas basadas en un texto de Jack Halberstam, académico y teórico Trans. El travestismo está pegando harto, pero es ese travestismo que no se hace preguntas políticas. Nosotros comenzamos en ese lugar, y al darle vueltas, llegamos a otras ideas, de replantear la problemática femenina partiendo por si esta es propia de las mujeres o ha cambiado hoy en día, porque estamos en una época en donde se pueden plantear nuevas sexualidades que no tienen que categorizarse en la sicología o siquiatría. Entonces, nos planteamos cómo hombres podían hacerse cargo de estas temáticas.
Pero hay un riesgo en ese punto, lograr que este hombre no cruce la línea y termine parodiando cómo sería una mujer…
Claro, en ese punto trabajamos harto el tema del gesto. Para nosotros el gesto tiene que ver con algo muy cultural, hay gestos que están relacionados con el género que son los que quisimos trabajar y eso se hace indistintamente, por ejemplo, exagerando rasgos femeninos desde la gestualidad, o desde la vocalidad, de gestualidades femeninas masculinas que provocan estos espacios intermedios. Ha sido interesante trabajar desde esta óptica, de sacar esto del patrimonio de la mujer, o que no es patrimonio del hombre, como la panty que es un elemento que pertenece al dominio de la mujer. Queremos replantear nuevas formas de ver el género y metodologías de trabajo.
En la película original de Fassbinder no hay elementos del BDSM como se ven en esta obra, ¿por qué escogen trabajar con estos símbolos?
Nosotros pensamos que esta obra está enfocada en la sexualidad y el deseo, entonces en la investigación llegamos a la pornografía como el lugar occidental donde se evidencia la cultura del deseo, del cómo vamos a desear e imaginar la sexualidad. Estos temas, que cruzan la obra, los traspasamos al lenguaje del porno, de la dominación y sumisión que son los dos conceptos que trabaja Fassbinder en escena. Esto lo vemos por ejemplo con la madre, donde hay dominación económica o dominación afectiva con la hija.
Fassbinder fue un adelantado a su época cuando la película fue estrenada en 1972, ¿cómo se ve reflejada la sociedad chilena actual en este montaje?
Lo que nos hizo ver que esta obra, y que dejaba de ser un capricho nuestro y se volvía un tema conceptual, tuvo que ver cuando empezamos a investigar sobre el deseo. Chile es el país en Latinoamérica que más rápidamente ha asimilado el tema del capitalismo, el cual se mueve a través del deseo hacia la materialidad, hacia la posesión de una persona por sobre una comunidad, la generación de familia en una idea más normada, la idea de consumo, de status social. Esta es una familia en donde no hay hombres, la madre que se relaciona con su hija por conveniencia, la hija que no recibe preocupación o cariño de parte de su madre y abuela. Es hacer una apología de la destrucción de la familia, que hoy en día está pasando, nos estamos replanteando el universo matrimonial, por ejemplo. Radicalizar la obra pasa a convertirse en algo muy necesario de hacer.