29.6.2016 | None
Crear durante una residencia artística: el caso de Réplica en Watermill Center
El proceso creativo de un montaje teatral se puede dar de muchas maneras. El dramaturgo escribe su texto a solas y lo comparte con una compañía, o lo crean todos juntos de forma colectiva. Un director encuentra un autor con una obra interesante, y la desarrolla con un elenco o invita a algún escritor que ayude en la adaptación. O una compañía y/o artista realiza una residencia artística en la que un proyecto recién en proceso se desarrolla noche y día en un mismo lugar.
Este último ha sido el caso de Ítalo Gallardo y la compañía Acción Residente, quienes desarrollaron de esta manera sus más recientes trabajos, Los que vinieron antes y Réplica respectivamente, los cuales forman parte de Ciclo Teatro Hoy de Fundación Teatro a Mil. ¿Por qué lo hicieron? ¿Qué aportes tuvieron para sus investigaciones?
En el caso de la compañía integrada por Alejandro Contreras, Gonzalo Dalgalarrando, Carolina Díaz y Ébana Garín; ellos siempre esperaron desarrollar su obra en este contexto. “Queríamos hacerlo sí o sí en una residencia, entonces empezamos a buscar y justo se abrió la convocatoria de Watermill Center”, recuerda Alejandro, y confiesa que junto a sus compañeros continuaron trabajando de forma paralela, porque no pensaban que la iban a ganar. Pero lo hicieron, y entre el 30 de marzo al 27 de abril participaron del programa del centro ubicado en Long Island, Nueva York, fundado por el destacado dramaturgo y director teatral estadounidense Robert Wilson.
En el caso de Ítalo, su proyecto fue desarrollado en dos residencias: en Dartmouth College, una universidad privada fundada en 1769 y que se encuentra en Hanover, Nuevo Hampshire, Estados Unidos; y en el Espacio NAVE, ubicado en el centro de Santiago. “Postulé porque sé que las residencias son muy muy provechosas. En ellas te concentras completamente y tienes las comodidades que necesitas para crear y no estar preocupado de nada más”, explica el actor y director de 32 años sobre su motivación para elegir esta metodología de trabajo. “Hay cosas técnicas que te facilitan en ese tipo de espacios, salas que uno se puede tomar, y donde no hay que montar y desmontar. Eso es un privilegio porque es carísimo. Eso te permite como creador tener una tranquilidad que no puedes conseguir en ningún otro lado”.
Ya en Watermill Center, Acción Residente comenzó a trabajar sin el objetivo de volver a Chile con una obra completa, pero sí con la idea de desarrollar las principales reflexiones y algunas escenas de su proyecto de investigación escénica. Esto también respondía al funcionamiento del espacio, el cual se define a sí mismo como uno de experimentación artística. “Ellos no proponen mostrarle al público un trabajo ya terminado de los artistas, sino que el proceso, porque es el momento que no está abierto al espectador”, explica Alejandro sobre el funcionamiento del recinto, el cual los “obliga” a presentar parte de su trabajo al resto de los artistas que residen y también al público y los vecinos. “Les interesa abrir estos procesos a la comunidad que va a Watermill, para que tengan la oportunidad de ver la obra no terminada, pero sí cómo se llegó allí y qué es lo que sigue”, agrega.
La instancia, llamada Open Rehearsal (Ensayo abierto) consiste, tal como lo dice su nombre, mostrarle al público parte de la dinámica que se vive dentro de un ensayo. Aunque suene fácil de hacer no lo fue tanto para la compañía, ya que “el artista escénico es un poco reacio a mostrar ese proceso”, dice Alejandro. “También porque uno igual trata de preparar algo bueno, aunque la misma gente de Watermill se reía y pedía por favor que no preparáramos nada en especial. Ellos querían ver algo honesto y amable, porque en la medida que uno haga algo más rígido, no le permite a los espectadores entrar en ese proceso”.
Luego de mostrar parte del trabajo a un público integrado por adultos y niños, recibieron los comentarios de los primeros espectadores. “Fue muy interesante y nos sorprendió que muchas personas nos dijeron que el tema les había tocado muy hondo, desde perspectivas que nunca habíamos pensado”, confiesa Alejandro sobre la experiencia. “El tema de la violencia es gigante, entonces uno puede hablar de muchos tipos, pero no los puede abarcar todos. Escuchamos a la gente y cómo ellos se relacionaban desde su propia biografía para lograr entrar dentro del juego que le estábamos proponiendo. Eso fue muy bueno, porque estábamos en la mitad del proceso y muchas cosas que nos dijo el público nos sirvieron para saber qué cosas estaban funcionando y cuáles no se entendían mucho. Esa instancia es muy atractiva, y cada vez que pudimos hablar de nuestro trabajo fue enriquecedor”.
Lo mismo vivió Ítalo en sus dos experiencias, especialmente durante su residencia en Espacio NAVE, ya que fue en ese periodo que junto a su compañía La laura palmer recién pudo mostrar parte del trabajo que seguía en proceso. “NAVE tiene algo súper bueno, que es estar relacionado con la comunidad. Es un lugar muy bello, muy moderno, pero está insertado en Barrio Yungay y con dinámicas de otra época. Hay vida de barrio. Eso es bueno porque tienen este tipo de proyectos de inclusión de los vecinos en los procesos creativos”, explica sobre la actividad que lleva el nombre de “Apertura de proceso”.
En la ocasión, los vecinos de Barrio Yungay pudieron asistir a un ensayo abierto de Los que vinieron antes, además de conocer cada uno de los objetos que forman parte del “museo de lo cotidiano” que también forma parte del montaje. “Nos dieron un empujón y la certeza de que íbamos por un buen camino”, confiesa Ítalo, ya que “las inquietudes que el público planteaba eran justamente lo que estábamos buscando, sobretodo porque es gente que no va normalmente al teatro. No nos interesa hacer teatro sólo para gente de teatro. Que vayan, bacán, pero ampliar el público y formar nuevas audiencias es nuestro objetivo”.
Revisa cómo fue el ensayo abierto de Acción Residente en Watermill Center: