22.7.2016 | None
Ángela Davis y Maria Emilia Tijoux en eX-céntrico: La lucha femenina por el cuerpo, su color y origen
El pasado domingo 17 de julio se inauguró el 10° Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política “eX-céntrico: Disidencias, soberanías, performance”, organizado por la Universidad de Chile desde su Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones y el Departamento de Teatro; la Universidad de Nueva York y su Instituto Hemisférico de Performances y Política; y el Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes.
Este encuentro, que busca visibilizar los discursos disidentes, desestabilizar las lógicas disciplinarias, poner en el ágora pública los temas políticos y sociales que nos aquejan y también las preguntas por las otras soberanías y el lugar excéntrico del poder y otros ejercicios; ha contado, dentro de su programación, con conferencias lideradas por destacadas personalidades del mundo intelectual, académico y artístico.
De todas ellas, asistimos a dos conferencias, las cuales contaron con una alta asistencia y despertaron gran interés del medio escénico y activista en Chile. La académica y activista política afroamericana, Ángela Davis, y la socióloga e investigadora, María Emilia Tijoux, desde su propia trinchera, abordaron temáticas en torno a la discriminación por la diferencia, por el cuerpo y su color, por aquella “ficción racial” que nos determina a priori.
En el caso de Ángela Davis, la activista abordo, entre otras cosas, la histórica batalla en contra de la discriminación racial en Estados Unidos en la conferencia “De la abolición carcelaria al #BlackLivesMatter: Movimientos sociales y la lucha por la justicia”. Por su parte, la académica María Emilia Tijoux presentó la conferencia “”El cuerpo como cicatriz: Relaciones coloniales y violencia racista”, en la cual abordó la perspectiva de la deshumanización del cuerpo inmigrante en Chile. Ambas mujeres, que han batallado en una sociedad discriminatoria e injusta, se posicionan desde el activismo y la academia para abordar el fenómeno de la discriminación desde interesantes perspectivas.
La situación de los inmigrantes en Chile es un tema de total relevancia para comprender nuestra actual realidad social. El Departamento de Extranjería del Ministerio del Interior elaboró un inédito anuario estadístico con información de los inmigrantes y refugiados que han llegado al país desde 2004, el cual constató que actualmente viven 410.988 extranjeros en Chile. Esta población de extranjeros representa un crecimiento de 123% respecto del Censo 2002, y de ellos un 75% proviene de países latino o centroamericanos, donde los países son mayor presencia son Perú (26%), Argentina (22%), Bolivia (6%) y Ecuador (5%). Según la misma institución, la inmigración es esencialmente laboral, es decir, son personas que están buscando mejores perspectivas de vida en un país que se ubica actualmente en el ápice del crecimiento económico latinoamericano, pero también en los primeros lugares de tasas de desigualdad en el mundo.
El fenómeno migratorio no sólo genera fuerza de trabajo que satisface, la mayoría de las veces, una oferta laborales de baja calificación, remuneración y protección social, también nos enfrenta al cruce de nuevas costumbres culturales, cuerpos particulares y comprensiones simbólicas del mundo que emergen de posiciones extrañas para nuestra idiosincrasia.
María Emilia Tijoux, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y eximia investigadora en sociología del cuerpo y migración, plantea que el racismo en Chile hacia el inmigrante tiene que ver con la piel, pues ella sería la “marca” de su condición y que la recepción y significación que se hace de esa inmigración es racista. Según Tijoux, los inmigrantes han sido expulsados, perseguidos, empobrecidos y vistos negativamente por la sociedad chilena, siendo percibidos y acusados injustamente de cosas que no necesariamente llevan a cabo.
En sus palabras, los inmigrantes “(…) Trabajan para nosotros en condiciones que ni siquiera vemos, porque las hemos normalizado, a pesar de la violencia que presentan, porque más allá de degustar sus comidas, aprender sus bailes, entonar sus músicas y organizarles feria multiculturales, debemos dejarles tomar la palabra y enunciar sus urgencias”. En esa línea, características como el color de piel, altura, forma del cuerpo, rasgos serían asimilables a comportamientos sociales como el desorden, el delito, la prostitución, u otros.
Para la académica, lo importante hoy en día es romper este estereotipo, pues se constituye como una doxa heredada de lógicas de Estado que provienen categorías históricas coloniales. Nos invita, entonces, a re-historizar el Estado, a cuestionarlo y descolonizar estas prácticas racistas que se cotidianizan peligrosamente y se transforman en una violencia simbólica hacia los inmigrantes. Solo así, podremos avanzar a una sociedad más inclusiva y respetuosa.
Ángela Davis es una importante activista antirracial y feminista, que se transformó en ícono de la resistencia cultural desde los años 60 a la actualidad. La primera vez que estuvo en Chile fue en 1972, durante la UP, y después de 40 años volvió al país en el marco de este encuentro. Davis, al conocer la situación chilena actual, señaló que, “fui feliz cuando recibí la invitación del Encuentro del Instituto Hemisférico, pero a la vez me preguntaba cómo me sentiría tantos años después (…). Me rompe el corazón ver el daño que le ha hecho el capitalismo a Chile, pero también me alegra ver a esta juventud de resistencia, que entrega esperanza en el futuro”.
En su conferencia, Davis se mostró especialmente preocupada por la situación actual de Estados Unidos, y las inminentes elecciones presidenciales del 2016, donde planteó que “es importante que reconozcamos que Donald Trump y la campaña para llevarlo a la Casa Blanca, ha revelado lo profundo del racismo en nuestra sociedad (…) Creo que debemos empezar a reconocerlo y hay que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para prevenir la elección de Donald Trump. Eso sería un desastre para el mundo. Y es nuestra responsabilidad detenerlo”.
Trump ha sido enfático en su postura respecto a la situación de los inmigrantes en un escenario presidencial, donde un plan de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados y la construcción de un gigantesco muro en la frontera con México han sido algunas de las posturas más cuestionadas.
Este escenario social que vive actualmente Estados Unidos, según Davis, es transversal a la situación de odio y discriminación que aqueja a las comunidades indígenas en el mundo. Aquí, la activista señaló que “hemos aprendido lecciones importantes de las personas indígenas que nunca han pedido asimilación, sino más bien han llamado por la justicia y la soberanía, y creo que, en la medida en que desarrollemos nuestras estrategias durante este periodo, tendremos mucho que aprender de las luchas de la gente indígena”.
Siguiendo con esto, citó a la a la activista mexicana Elizabeth Martínez. “Hace bastante tiempo nosotros jamás deberíamos competir en olimpiadas de represión, ni de odio, ni de quién es la lucha, o cual es la lucha más importante porque todas nuestras luchas tienen valor”, donde volvió a recalcar la interconexión de todas las luchas y movimientos sociales del mundo.
Con respecto a Chile, Davis manifestó su apoyo a la causa Mapuche. Para ella, la lucha por la tierra y por mayor autonomía territorial y política es trascendental, “es una lucha anticapitalista, una lucha antirracista y feminista”.
La importancia del arte en estas luchas sociales es transversal y marca el espíritu principal del Encuentro. Según Davis, el arte nos permite luchar contra la privatización de la imaginación, ya que “sin la intervención de los artistas jamás tendríamos una percepción de hacia dónde vamos”.