Radioteatro
Dramaturgia: Lluïsa Cunillé | Dirección: Alejandro Castillo | Elenco: Katty Kowaleczko y Alejandro Castillo | Narradores: Aline Kuppenheim y Braulio Martínez | Diseño integral presencial: Alejandro Castillo y Jorge “Chino” González | Producción: Loreto Moya | Gráfica: Eduardo Cerón | Fotografías: FatMedia | Estudio de grabación: Animal de Radio.
Alejandro Castillo
El director
Una vida en las tablas
Actor y director teatral formado en la Universidad de Chile, con estudios de perfeccionamiento en el Conservatoire National Supérieur D´Art Dramatique. Su participación en exitosas teleseries nacionales como Sucupira, Rompecorazón o Machos lo hicieron reconocido entre el público, pero lo cierto es que tiene una larga carrera teatral, con más de 50 montajes donde ha participado como actor, director o en ambos roles. También ha incursionado en el cine, con películas como El último hombre o Kiltro. Además de su labor en las tablas, también es docente teatral.
Lluïsa Cunillé
La autora
La intensidad de lo cotidiano
Nacida en Barcelona en 1961, ha estrenado más de 40 obras de teatro escritas en castellano y catalán, y ha recibido varios premios, entre ellos, el Nacional de Literatura Dramática, convirtiéndose en la primera mujer en España en ganar ese reconocimiento. Sus obras están basadas en todas esas situaciones cotidianas que no son más que eso, a primera vista, pero que ocultan hechos de gran intensidad.
»Provee un momento teatral como suspendido en el tiempo y el espacio, tan severo como mágico, fino y a la vez tremendamente cautivante«.
—El Mercurio
»Una fascinante y minimalista crítica al colonialismo y el saqueo de los recursos naturales en África con soberbias y conmovedoras actuaciones de Alejandro Castillo y Katty Kowaleczko«.
—La Tercera
—Por la original y muy efectiva estructura de su relato. La fuerza con que Lluïsa Cunillé instala la presencia de un personaje que no está físicamente, que no vemos, pero que crece y se revela como protagonista, la convierten en una de las obras más novedosas y emotivas del teatro contemporáneo.
—Por su muy lograda adaptación a radioteatro, en un formato que ellos han bautizado como “teatro para escuchar”: en el audio, en “paralelo” a la historia se puede escuchar la intervención de dos narradores, Aline Kuppenheim y Braulio Martínez, quienes van describiendo las escenas, lugares y movimientos de los personajes interpretados por Katty Kowaleczko y Alejandro Castillo.
—Porque su título refiere a la tristemente célebre frase que el dictador congolés Mobutu dijo al abandonar su país tras ser derrocado, en 1997: “Après moi, le déluge” (Después de mí, el diluvio, atribuida originalmente a Luis XV). Esta frase es utilizada por la autora de la obra para plasmar la tensión entre solidaridad y explotación, riqueza natural y miseria; un cara y sello que se evidencian en lugares como la República Democrática del Congo y que la autora toma como punto de partida para abordar el tema central de su obra: el destino de los niños de la guerra y las miserias de los países ricos en recursos frente a la explotación colonialista, antes, y de las transnacionales, ahora.
Mobutu: A finales de los 50, este político congolés se unió a Patrice Lumumba en la lucha por la independencia del Congo, llegando a ser uno de sus principales colaboradores. Lograda la independencia de la República Democrática del Congo, en 1960, el Primer Ministro Lumumba lo puso al mando del ejército. A los dos meses de su nombramiento, Mobutu utilizó su cargo para deponer a su protector y lo entregó a los rebeldes separatistas para que le dieran muerte. Así, se convirtió en un dictador militar de ideas conservadoras y alineado políticamente con Occidente. Su régimen estuvo marcado por la violencia, el nepotismo, la corrupción, la ineficacia y el culto a la personalidad. Contó con el apoyo de Estados Unidos, quienes veían en él una salvaguarda contra el comunismo en el contexto de la Guerra Fría. Terminada ésta, Mobutu no pudo hacer frente a las rebeliones de la etnia tutsi, que -dirigida por Laurent Kabila- se hizo con el control de las regiones orientales y acabó por derrocarlo y enviarlo al exilio en 1997.
Radioteatro: Es una pieza artística compuesta por palabras, efectos sonoros y pistas musicales, que en conjunto cuentan una historia de tal forma que quien la escucha puede recrearla con detalle en su mente. Vivió su edad de oro en los años 20, 30 y 40 en todo el mundo, junto con el apogeo de la radio; una popularidad que en Chile se extendió hasta los 70. A nivel mundial, quizá el más conocido es La guerra de los mundos, un radioteatro creado en 1938 por el actor y director estadounidense Orson Welles, que narraba los estragos en todo el mundo causados por una invasión alienígena. Su nivel de realismo fue tal que causó pánico en miles de radioescuchas, quienes pensaron que la noticia era real, pero el relato estaba basado en la novela del mismo nombre de H.G. Wells.
—Ve la entrevista de Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra a Katty Kowaleczko y Alejandro Castillo.
—Conoce “El Versalles de la Selva”, las ruinas de Gbadolite y Kinshasa, la capital congoleña, en este reportaje de France 24.
En Twitter, @kattykowaleczko
En Facebook, KattyKowaleczko
De Lluïsa Cunillé |Dirigido por Alejandro Castillo
La miseria de la explotación infantil y adulta es el tema central de esta exitosa obra convertida en una pieza de teatro para escuchar, con las voces de Alejandro Castillo y Katty Kowaleczko.
En la habitación de un hotel de Kinshasa se encuentran un hombre y una mujer. Él (Alejandro Castillo), un empresario europeo que trabaja para una compañía sudafricana que se dedica a la extracción y comercialización del coltan (este mineral, indispensable en toda la tecnología actual, ha desencadenado las más cruentas guerras, encubiertas bajo las llamadas guerras tribales). Ella (Katty Kowaleczko), también europea, vive hace años en el país desempeñándose como intérprete. En esta ocasión será la voz de un tercer personaje (que no se ve en escena) y que lucha por conseguir a cualquier precio salvar a su hijo de un destino terrible.
Después de mí, el diluvio, escrita por la dramaturga catalana Lluïsa Cunillé, es una historia sobre la desigualdad, sobre la urgente necesidad de ver a los invisibles, aquellos que no consideramos, pero que están a nuestro lado y que sufren la condena de vidas ya prefijadas por la explotación y la miseria. Es una obra, en definitiva, sobre la conciencia, la mala conciencia.
Dramaturgia: Lluïsa Cunillé | Dirección: Alejandro Castillo | Elenco: Katty Kowaleczko y Alejandro Castillo | Narradores: Aline Kuppenheim y Braulio Martínez | Diseño integral presencial: Alejandro Castillo y Jorge “Chino” González | Producción: Loreto Moya | Gráfica: Eduardo Cerón | Fotografías: FatMedia | Estudio de grabación: Animal de Radio.
Alejandro Castillo
El director
Una vida en las tablas
Actor y director teatral formado en la Universidad de Chile, con estudios de perfeccionamiento en el Conservatoire National Supérieur D´Art Dramatique. Su participación en exitosas teleseries nacionales como Sucupira, Rompecorazón o Machos lo hicieron reconocido entre el público, pero lo cierto es que tiene una larga carrera teatral, con más de 50 montajes donde ha participado como actor, director o en ambos roles. También ha incursionado en el cine, con películas como El último hombre o Kiltro. Además de su labor en las tablas, también es docente teatral.
Lluïsa Cunillé
La autora
La intensidad de lo cotidiano
Nacida en Barcelona en 1961, ha estrenado más de 40 obras de teatro escritas en castellano y catalán, y ha recibido varios premios, entre ellos, el Nacional de Literatura Dramática, convirtiéndose en la primera mujer en España en ganar ese reconocimiento. Sus obras están basadas en todas esas situaciones cotidianas que no son más que eso, a primera vista, pero que ocultan hechos de gran intensidad.
»Provee un momento teatral como suspendido en el tiempo y el espacio, tan severo como mágico, fino y a la vez tremendamente cautivante«.
—El Mercurio
»Una fascinante y minimalista crítica al colonialismo y el saqueo de los recursos naturales en África con soberbias y conmovedoras actuaciones de Alejandro Castillo y Katty Kowaleczko«.
—La Tercera
—Por la original y muy efectiva estructura de su relato. La fuerza con que Lluïsa Cunillé instala la presencia de un personaje que no está físicamente, que no vemos, pero que crece y se revela como protagonista, la convierten en una de las obras más novedosas y emotivas del teatro contemporáneo.
—Por su muy lograda adaptación a radioteatro, en un formato que ellos han bautizado como “teatro para escuchar”: en el audio, en “paralelo” a la historia se puede escuchar la intervención de dos narradores, Aline Kuppenheim y Braulio Martínez, quienes van describiendo las escenas, lugares y movimientos de los personajes interpretados por Katty Kowaleczko y Alejandro Castillo.
—Porque su título refiere a la tristemente célebre frase que el dictador congolés Mobutu dijo al abandonar su país tras ser derrocado, en 1997: “Après moi, le déluge” (Después de mí, el diluvio, atribuida originalmente a Luis XV). Esta frase es utilizada por la autora de la obra para plasmar la tensión entre solidaridad y explotación, riqueza natural y miseria; un cara y sello que se evidencian en lugares como la República Democrática del Congo y que la autora toma como punto de partida para abordar el tema central de su obra: el destino de los niños de la guerra y las miserias de los países ricos en recursos frente a la explotación colonialista, antes, y de las transnacionales, ahora.
Mobutu: A finales de los 50, este político congolés se unió a Patrice Lumumba en la lucha por la independencia del Congo, llegando a ser uno de sus principales colaboradores. Lograda la independencia de la República Democrática del Congo, en 1960, el Primer Ministro Lumumba lo puso al mando del ejército. A los dos meses de su nombramiento, Mobutu utilizó su cargo para deponer a su protector y lo entregó a los rebeldes separatistas para que le dieran muerte. Así, se convirtió en un dictador militar de ideas conservadoras y alineado políticamente con Occidente. Su régimen estuvo marcado por la violencia, el nepotismo, la corrupción, la ineficacia y el culto a la personalidad. Contó con el apoyo de Estados Unidos, quienes veían en él una salvaguarda contra el comunismo en el contexto de la Guerra Fría. Terminada ésta, Mobutu no pudo hacer frente a las rebeliones de la etnia tutsi, que -dirigida por Laurent Kabila- se hizo con el control de las regiones orientales y acabó por derrocarlo y enviarlo al exilio en 1997.
Radioteatro: Es una pieza artística compuesta por palabras, efectos sonoros y pistas musicales, que en conjunto cuentan una historia de tal forma que quien la escucha puede recrearla con detalle en su mente. Vivió su edad de oro en los años 20, 30 y 40 en todo el mundo, junto con el apogeo de la radio; una popularidad que en Chile se extendió hasta los 70. A nivel mundial, quizá el más conocido es La guerra de los mundos, un radioteatro creado en 1938 por el actor y director estadounidense Orson Welles, que narraba los estragos en todo el mundo causados por una invasión alienígena. Su nivel de realismo fue tal que causó pánico en miles de radioescuchas, quienes pensaron que la noticia era real, pero el relato estaba basado en la novela del mismo nombre de H.G. Wells.
—Ve la entrevista de Ana Josefa Silva y Marco Antonio de la Parra a Katty Kowaleczko y Alejandro Castillo.
—Conoce “El Versalles de la Selva”, las ruinas de Gbadolite y Kinshasa, la capital congoleña, en este reportaje de France 24.
En Twitter, @kattykowaleczko
En Facebook, KattyKowaleczko
PRODUCE