El año más internacional de Manuela Infante
No cabe duda de que ha sido el año de Manuela Infante, la destacada directora y dramaturga ha girado por Bélgica, Estados Unidos, España y Alemania, recibiendo en este último país el Premio del Stuckemarkt de Theater Treffen de Berlín. Acá repasamos sus últimos pasos y conversamos con la artista que llega este 30 de julio a La Bienal de Teatro de Venecia.
Por Constanza Rifo
Ha sido un 2019 potente para Manuela, que se corona con su participación en La Bienal de Teatro de Venecia. Por primera vez una chilena será parte de la programación y liderará, en esta edición, la oferta Latinoamericana, con dos de sus piezas: Estado Vegetal (30 de julio) y Realismo (1 de agosto), último montaje estrenado con su desaparecida compañía Teatro de Chile.
La participación de Infante se enmarca en el foco sobre la dramaturgia que el director de este espacio, Antonio Latella, ha subrayado para esta versión. A través de una extensa y diversa cartelera, el italiano buscará abarcar las diferentes formas y roles que cumplen los autores al llevar sus textos a escena.
Tras su paso por Italia, la artista también se presentará en Uruguay y Perú, para luego comenzar a montar una nueva obra comisionada por el TheaterWorks de Singapur, a estrenarse en noviembre de este año. Sobre mujeres y voces tratará el montaje que contará con la participación de actrices chilenas y singapurenses.
La investigación sobre un teatro no antropocéntrico que Infante venía explorando desde Zoo y que se ve volcada en su esplendor con Estado Vegetal ha llamado la atención en todo el mundo. En un año en el que se ha puesto foco en las mujeres creadoras es imposible no repasar hitos importantes y reflexiones con respecto a lo que ha significado esta etapa para Manuela, una artista que resalta tanto por su indiscutible talento, como por su interés por poner temas importantes en discusión y en conversación abierta tanto con sus pares como con el público a través de redes sociales, siempre con respecto al rol de los y las artistas, un diálogo fundamental para la creación que Infante no duda en resaltar.
“Chile es bastante encasillante disciplinarmente, me gusta permitirme decir que lo que voy a hacer está realmente a medio camino entre ser teatro y ser música, por ejemplo. O que va a ser presentado en unas galerías de artes visuales y no en un teatro”
–Manuela Infante
Directora y dramaturga
Este ha sido un año potente para ti. Has girado con Estado Vegetal por muchos lugares y me imagino que en este intercambio has recogido también muchas experiencias, ¿cuáles son las reflexiones más importantes con respecto a tu trabajo y al teatro que te ha dejado este tiempo?
─ Es una pregunta amplia y difícil. No se si puedo responderla. Se ha abierto un universo de nuevas colaboraciones que me movilizan a repensarme, a mirarme desde otros lugares, en términos literales trabajar produciendo fuera de chile, pero también, por ejemplo, pensar mi obra como algo mas híbrido en términos disciplinares sin miedo. Chile es bastante encasillante disciplinarmente, me gusta permitirme decir que lo que voy a hacer está realmente a medio camino entre ser teatro y ser música, por ejemplo. O que va a ser presentado en unas galerías de artes visuales y no en un teatro. Todas estas nuevas libertades que quiero tomarme han ido encontrando medios.
Dentro de los hitos más importantes es poder presentarte en la Biennale de Venecia, donde según entiendo, eres la primera chilena en ser programada y, según ha manifestado Antonio Latella, hay una fuerte intención de programar a mujeres creadoras que propongan nuevas apuestas. ¿Qué significa para ti este escenario?
─ Lo que mas me gusta a mi de esta edición de Latella, es que hay una selección de 13 o 14 artistas que están trabajando formas mas experimentales de dramaturgia. Hay una concepción de la dramaturgia que es similar a la mía, donde el medio no es necesariamente el texto, sino mas bien el tiempo, el ritmo o el espacio. Hay gente que escribe en ritmo, tiempo, sonido o espacio. O en intermedios. Me siento muy contenta y afortunada de ser considerada parte de una selección internacional de búsquedas dramatúrgicas con esa mirada específica. Además, me alegra mucho que les haya interesado presentar dos trabajos que son tan dialogantes entre si. Habla de una conciencia de que las búsquedas trascienden los espectáculos específicos.
¿Por qué crees que Estado Vegetal ha resonado tanto afuera? ¿Qué tiene esta obra, a tu parecer, que logra hacer sentido en donde sea que se presente?
─ Creo que tiene varios niveles y en cada lugar ha sido diferente. Pero sin duda la pregunta por la pertinencia del excepcionalísimo humano es algo que hoy pulsa.
¿Qué te inspiró a sumergirte en esta investigación sobre lo no humano, con la que te aproximaste en Zoo y que transita por Realismo, para dar paso a Estado Vegetal y la obra sobre el mundo mineral que estás trabajando? ¿por qué te parece importante hacer teatro no humano hoy?
─ No creo que sea posible seguir pensando, o habitando este mundo en términos humanocéntricos. No solo en el sentido de la necesidad de considerar otras fuerzas no humanas, o inhumanas, en nuestras lecturas del mundo, sino también porque es importante mirar con ojos críticos el concepto mismo de “humanidad”, uno que tiene una genealogía especifica. “humano” no es neutral ni natural, es un invento que ha servido para expulsar y oprimir.
Sobre tu etapa de docencia en la Universidad Católica mencionaste que el movimiento estudiantil feminista te había enseñado mucho ¿qué fue lo que más aprendiste de todas esas alumnas que estaban luchando desde la universidad? ¿Cómo aporta este movimiento a tu creación?
─ Mis alumnas me impulsaron a la tarea radical de repensar “situadamente” mi lugar en el teatro y en la academia misma. Les debo giros significativos en mi mirada crítica sobre mi misma. Ellas son las culpables de que decidiera salirme de la academia, algo que me venia haciendo ruido hace rato. No me interesa por ahora trabajar en contextos académicos, me parecen opresivos y bastante muertos.
Hoy con Ana Luz Hormazábal están embarcadas en un proyecto de acompañamiento para procesos de creación de autoras y creadoras, con respecto a esto ¿desde dónde nace la inquietud por abrir este espacio? ¿qué es lo más interesante de vincularte con Ana Luz?
─ De lo que te comentaba arriba. No quisiera decir mas de este proyecto porque parte de su identidad es el secretismo, en el mejor de los sentidos. Vivimos en un mundo tiranizado por las prácticas de autopromoción, por lo tanto, pareciera que hacer cosas en secreto ofrece una resistencia llena de sustancia.
¿En qué etapa estás con tu próximo montaje sobre las piedras y el mundo mineral? ¿puedes adelantar algo con respecto a este montaje que esta vez explora lo no humano con un material que incluso no está vivo?
─ Ayer tuvimos nuestra primera reunión con el equipo entero, así que la cosa está recién empezando. Lo que me ofrecen las piedras son modelos de recalcitrancia y resistencia. Cosas tan necesarias hoy, cuando el aceleracionismo epistemico pareciera estar consumiendo toda instancia posible de sedimentacion –para usar otra metáfora mineral- de ideas de y para el mundo.
Respecto a la obra comisionada por el teatro Theaterworks de Singapur que se estrena en noviembre allá, ¿puedes profundizar un poco en este trabajo y contar cómo nace la idea y de qué trata?
─ Es un proyecto que surge de dos visitas mías a Singapur. Una con Estado Vegetal y otra a hacer un taller en teatro post-antropocéntrico. Ellos tienen una temporada este año llamada “Mujeres y voces”, que apunta mas bien a la idea de el empoderamiento, a eso se refiere la palabra “voz” en el titulo, “sacar la voz”. Pero yo me lo tome un poco mas literalmente y estoy haciendo una exploración en voces de mujeres, o la experienca de mujeres con sus voces. He trabajado mucho con procesamiento en vivo de voces –En Estado Vegetal e Idomeneo- y me interesa mucho seguirlo haciendo. Me gusta pensar la voz también como una fuerza solo semi-humana, que ocurre en parte importante extaticamente, fuera de nosotras. Viajaremos en Octubre con Diego Noguera y Marcela Salinas, a juntarnos con dos actrices de Singapur para desarrollar este universo. Esto se enmarca tambien en la celebración de los 40 años de relaciones diplomáticos entre Chile y Singapur, lo cual fue una sorpresa y hermosa coincidencia, de modo que tiene apoyo de la embajada Chilena allá.