Documental Isidora: Un material fundamental para ahondar en la vida de la dramaturga nacional
Por Constanza Rifo
“Con lo exigente que soy no sé si algún día podré enamorarme. Seré solterona y moriré joven. No temo a la muerte y supongo que ella no me dejará envejecer demasiado”
–Isidora Aguirre
Diario de vida, 1936 (16 años).
La voz de la actriz Claudia Cabezas narra las líneas escritas por la joven Isidora a los 16 años, declamando algunos de sus férreos pensamientos y reflexiones. Así comienza Isidora, documental realizado por Nicolás Superby, sobrino nieto de la escritora, junto a Christian Aylwin, quienes nos muestran en una hora y media los rincones de la vida y obra de Isidora Aguirre (1919-2011) mientras todavía su cuerpo habitaba entre nosotros.
La película retrata a una carismática y lúcida Isidora mientras envía unas fotos por correo electrónico en el computador que se sitúa a un costado de su cama. La pieza muy iluminada, con el desayuno servido, refleja parte de su lugar más íntimo. Sentada un un sillón se dispone a contar su vida y largar la narración generosa que entrega este registro a modo de homenaje, a quien fue autora de 30 obras estrenadas y al menos otras diez que quedaron inéditas, actividad creativa que le significó ser considerada entre las candidatas al Premio Nacional de Literatura por su labor y su posición de mujer pionera en la promoción de la dramaturgia nacional. Sin embargo, la escritora falleció a los 91 años, más vieja de lo que esperaba a los 16, y sin obtener el reconocimiento.
Isidora se construye a base de relatos en primera persona de la propia dramaturga, frases de sus diarios de vida, fotos, películas caseras, comentarios de artistas y personas relacionadas al mundo de la cultura y representaciones de algunas escenas de siete obras realizadas exclusivamente para este documental, desde Carolina (1955), hasta una lectura dramatizada de Retablo Yumbel (1986). El registro dice a gritos que esta mujer fue mucho más que La pérgola de las flores y recalca su militancia política desde sus personajes, sus temas y sus formas de investigar.
Un relato sincero y estremecedor es el que se cuenta en Isidora. Hija de un ingeniero y una pintora, sobrina de Ester Hunneus ─más conocida como Marcela Paz y sus libros Papelucho ─, estuvo desde pequeña rodeada por figuras vinculadas al arte, profesionales y privilegiados. Sin embargo, siempre demostró su interés por conocer la historia popular, estudió trabajo social y luego teatro en París, para volver a Chile a comienzos de los años 50’ mientras en el contexto nacional se avecinaba el fin de los gobiernos radicales con Gabriel González Videla.
Por esos años Isidora escribía las obras Carolina y Pacto de Medianoche. Luego, a un año de acabada la presidencia de Carlos Ibáñez del Campo, la dramaturga largaría sus escrituras para dar forma a Población Esperanza, su primera obra de marcado carácter social, donde los protagonistas eran habitantes de las conocidas y precarias “poblaciones callampas” de la época, producto del crecimiento explosivo de la población y en un contexto económico de inflación.
En este montaje Isidora es capaz de observar todo el tejido social que rodeaba el asentamiento informal de dichas poblaciones, fruto de un trabajo organizado, con un asidero profundamente comunitario e identitario que plasmó en Población Esperanza.
Andrea Jeftanovic en el documental alude a esta capacidad de la dramaturga de crear personajes desde una visión no estereotipada, a pesar de su lejanía “Isidora es muy respetuosa con los sujetos más populares, con estas personas que no eran de su mundo, ella entrevistó y tenia un trabajo documental muy transversal de entrar en esos mundos” dice.
El fenómeno que fue La Pérgola de las Flores, su obra más aclamada, sin ser su favorita, ni su mejor obra según la misma autora, también es retratado en este documental. Si bien se le intentó quitar el rastro político a esta obra, es interesante ver cómo juega con su doble filo, mientras algunos preferían alabarla desde el folklore, otros entendían el mensaje político que emergía desde sus personajes.
“La pérgola, como estaba cubierta con este halo de ser una institución cultural, la dictadura y los medios no veían el filo político que tenía la obra”
–Guillermo Calderón
Director y dramaturgo
“La gente de derecha se reía de los chistes sin notar que atentaban a su propia ideología, esta trampa que tiene La Pérgola hacía que los militares pensaran que era la obra del gobierno, la que regalaban cuando iban para afuera” en lo que es interrumpida por Violeta Vidaurre, para agregar que eso se daba gracias a que la miraban desde el chilenismo de ellos.
Es fundamental ir más allá en la obra de Aguirre y el documental viene a ser un perfecto instrumento para ahondar en su mundo, aprender de su metodología, de su interés militante por lo popular, de su ímpetu de contar las historias que se quedaban debajo de la alfombra, de reconstruir a los sujetos de este mundo que tanto se trataron de ocultar e invisibilizar.
Isidora constituye un tremendo aporte a la historia del teatro en Chile y goza del testimonio vivo de una de las dramaturgas pioneras en un contexto en el que el rol de la mujer estaba destinado a labores domésticas, lejos de la creación, y lo pone en diálogo con personajes que actualmente escriben la historia del teatro desde sus diferentes disciplinas. Un documental que no solo tiene un afán biográfico, sino que además hace interesantes cruces actuales. Isidora no deja de estar vigente y eso está claro, en un contexto social en el que las mujeres se alzan para exigir sus derechos, no olvidemos que otras ya venían pavimentando el camino en las diferentes áreas, y en el teatro, profundizar en su legado y darle nuevas interpretaciones es fundamental.