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20.4.2015 | None

Las plumas que nacieron en las tablas y hoy se lucen en la televisión

Las plumas que nacieron en las tablas y hoy se lucen en la televisión

Partieron escribiendo escenas y convirtiendo sus textos en destacados montajes teatrales, pero así como brillaron en teatros, hoy lo hacen en la televisión. ¿Versatilidad, experiencia, profesionalismo? 3 dramaturgos revisan su incursión en la pantalla chica y relatan la importancia de este desafío.

Por Claudia Rojas

El arte de escribir dramas es una de las tantas definiciones que tiene el concepto de “dramaturgia”. Una palabra de origen griego que al escucharla, no sólo nos traslada a los orígenes del teatro, sino también a esos cantantes y recitadores, que de ciudad en ciudad, narraban extractos de textos emblemáticos. Hoy, siglos después de esos comienzos, los dramaturgos siguen más vigentes que nunca. Se lucen en las tablas, sobrecogen en libros y encantan en el cine y la televisión.

Y es la pasión por crear la que mueve a muchos de quienes se criaron tras los telones, a experimentar en otros campos. “La escritura es lo mismo en todos lados, sólo cambia la forma. El ‘tener algo para decir’ debemos llevarlo a todas las tribunas”.

Claudia Hidalgo es tajante. Actriz, dramaturga y guionista chilena, se inició en la escritura de forma azarosa. Un día se ofreció a crear el texto que debía montar con su grupo en la Escuela de Teatro de la Universidad Mayor y semanas después, volvió con el borrador de su primera obra.

“La dramaturgia para mí es el arte de componer obras de teatro”, recalca la autora que ha participado en varios talleres de dramaturgia dirigidos por Juan Radrigán, y estuvo entre los 11 seleccionados para el taller que impartió el Royal Court Theatre de Londres en el año 2013 con la obra Hijos de… que se exhibe actualmente en el Teatro del Puente.

Pero así como azarosa fue su revelación en la dramaturgia, también lo sería su llegada a la televisión. En julio del año pasado le ofrecieron trabajar como dialoguista en TVN para la teleserie No abras la puerta y la experiencia fue gratificante. “Aprendí un lenguaje nuevo que potenció mi escritura”.

Según Hidalgo “aquel que sabe contar historias en el teatro, las puede contar en cualquier otro lugar”, y si bien, ambos rubros son diferentes, esta elección tiene varios puntos en relación a esa primera intención de escribir un texto dramático.

Emilia Noguera se dio cuenta de su amor por la dramaturgia de una forma similar. Mientras estudiaba teatro en la Universidad Católica, escribió su primera obra Suspender, la misma que se convirtió en acreedora del Premio Mejor Dramaturgia del Festival Nuevos Directores de la Universidad de Chile en 2007 y, posteriormente, fue también una de elegidas por el Royal Court con el montaje Un niño.

“Además de ser un placer personal, (la dramaturgia) se ha transformado para mí en una manera fundamental de exponer mi opción sobre la vida. Me hace mucho sentido desde el punto de vista de la creación de una obra, ser también la autora del texto”.

Con esa misma pasión, aceptó una propuesta que le pareció “desafiante”. Llegó a la televisión en 2014, al igual que Claudia para trabajar en el guión de la teleserie No abras la puerta de TVN.  Para ella, había algo que aportar.

“Al venir uno del teatro hay una mirada bastante particular sobre los temas y la realidad. La mayoría de los dramaturgos somos también actores, y eso es muy  bueno a la hora de escribir diálogos y saber qué es lo que funciona y lo que no, dicho por un actor”.

Contra reloj

Para este desafío, quienes se criaron en la dramaturgia teatral, han debido poner en acción toda su versatilidad. Trabajar en equipo y estar varias horas creando personajes e historias. Pero, al mismo tiempo, han tenido una piedra de tope: acostumbrarse al ritmo de la televisión.

Para la TV  “todo era para ayer”, señala Claudia.

“Te la pasas todo el día escribiendo escenas a un ritmo mucho más rápido al que uno está habituado al escribir teatro, donde generalmente uno maneja los tiempos”, cuenta Emilia, sobre un tema que para el dramaturgo y escritor de la serie El Reemplazante y ganador del Premio Altazor a Mejor Guión en 2013, Pablo Paredes, es aún más significativo:

“Creo que ahí hay que rediseñar la metodología. La tele a veces obliga a entregar guiones que no han tenido ni las pasadas ni el reposo que uno como autor sabe que se necesita”.

Quizás de esa rapidez que visualiza la TV, muchas veces nacen sus prejuicios. Por años, el sinónimo de televisión ha estado condicionado más a la entretención que al contenido. ¿Importa esta crítica a la hora de entrar a la TV?

“Hay propuestas televisivas banales como hay teatro banal. Ahora, está claro que el teatro permite más riegos y más filo, del mismo modo que la tele generalmente prefiere el espacio de la comodidad, el espacio turco. Por supuesto con notables excepciones”.

¿El desafío?

“Tratar que las escenas, situaciones, temas y diálogos presentados tengan que ver con un contenido que sea de interés nacional. Sobre todo porque la cantidad de gente a la que llega este contenido es muy grande, por lo que la responsabilidad de entregar material de calidad es abismante y muy concreta”, responde Emilia.

La vitrina que ofrece la TV

Sin ningún tipo de prejuicios sobre trabajar en televisión, los dramaturgos han aprovechado la vitrina que ofrece esta industria para aportar desde sus escritos, a la discusión de temas sociales, políticos y culturales. Y al parecer, éste es el principal objetivo que ellos se imponen.

Para Pablo Paredes, la historia fue así. En el año 2006, la productora Parox lo invitó junto con Alicia Scherson a escribir un par de series, pero el proyecto no prosperó. Sin embargo, la idea de instalar discursos desde un formato masivo le quedó dando vueltas.

“La tele necesita (más) voces que instalen temas y los temas profundos no pueden vivir sólo en el teatro o lo que algunos llaman ‘el cine arte’”. Con ese afán en mente, Paredes se convirtió en uno de escritores de la exitosa serie de TVN.

“Creo, y ahora te hablo como militante, que a Chile entero hay que meterle más contenido y reflexión y la tele no puede ser omitida ni dividida entre ‘entretención’ y  ‘franjas culturales’”, opina el también poeta y creador de la aplaudida obra Las Analfabetas.

Una visión bastante similar a la de Hidalgo: “Siento que debo entregar mayor contenido en todo lo que hago (…) Que haya una temática importante que mueva cada creación”.

Alabar al gremio tampoco es la intención. “Hay que decir que hay guionistas de tele que han hecho y hacen cosas increíbles. Me parece que hay que considerar que no sólo la dramaturgia ha influenciado a la tele, sino que también hay un viceversa al que se le pone poco ojo”, concluye Paredes.

Crédito de imagen: Emilia Noguera (Cedida); Claudia Hidalgo (Cedida) y Pablo Paredes (El Desconcierto)

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