Claudio Santana se encuentra en Europa trabajando en Performer Persona Project
Hace un poco más de un mes, Claudio Santana, director, actor y académico chileno, estaba frente al público chileno en medio de las funciones de su obra Perdiendo la batalla del Ebr(i)o, montaje que se presentó durante en el Festival Internacional Santiago a Mil 2016. Días después, partió a Europa para seguir trabajando en Performer Persona Project, una idea que nació en 2010, cuando el artista volvió a Chile luego de haber sido actor estable del Laboratorio Permanente Di Ricerca sull’ Arte Dell’Arte Attore de Domenico Castaldo, en Italia, durante dos años.
Pero, ¿qué es PPProject? Para su creador es difícil de definir, pero asegura que es una práctica, como el yoga. “Utiliza los procedimientos primarios del actuante, es decir, el cuerpo, la palabra y el canto, el ritmo y las acciones, con el objeto de sumergirse en la posibilidad que estos entregan para conocerse y conocer del oficio sin necesidad de tener que producir un espectáculo”, explica Claudio desde Polonia, donde acaba de dictar un workshop y conferencia-performance en el histórico Instituto Grotowski.
“Digamos que trabajamos como un equipo estable que se reúne periódicamente a realizar diversos ejercicios prácticos de gran exigencia física e interior que tienen como principio básico la atención a sí mismo, a la acción específica, a los demás y al entorno”, agrega sobre la dinámica de trabajo que apunta a conseguir un estado elevado de consciencia, para profundizar en el oficio y su posibilidad dentro de una dimensión filosófica y práctica.
Instalado en la ciudad de Wroclaw, Polonia, Claudio cuenta que la gira de PPProject partió en la ciudad de Bologna, donde presentó “Persona: lucidez en la huella del Performer” en la universidad de la ciudad. La conferencia –co dirigida Francesca Bono, documentalista y cineasta italiana residente en Chile; y Paulina Krzeczkowska, joven actriz aprendiz del Teatr Rosa de Polonia-, es también una performance ejecutada por él mismo, y aborda la filosofía práctica que concibe el “hacer del actuante como un instrumento para conocer el drama de la propia existencia”, en donde el referente obligado es el mítico director polaco Jerzy Grotowski.
El workshop consta en un trabajo que se extiende por 4 a 6 horas, y que ofrece 4 etapas de acceso al proceso del perfomer: “El silencio, el cuerpo, el canto y el encuentro. La conferencia es un solo-performance que se compone con teoría, cantos, ritmos, acciones y relación con el público. Es una estructura abierta que acoge la presencia de todo el público. El gran tema es la traición de la tradición de trabajo”, explica su creador, quien pone en escena a un actor sudamericano, vestido con un poncho a la usanza chilota-huilliche, que viaja hacia las tierras legendarias del viejo mundo, para cumplir su anhelo de trabajar directamente con todos los maestros del teatro del siglo XX. A su arribo simplemente se da cuenta que aquellos maestros han muerto y, por lo tanto, la esperanza radica en asumirse como único responsable del aprendizaje y crecimiento a través de la práctica y buen sentido sobre las cosas, uno mismo y la vida.
La presentación, que cuenta con el apoyo de la Universidad de Playa Ancha, continuó su periplo por el centro de trabajos de la compañía italiana Instabili Vaganti, el Instituto Grotowski y el Teatr Rosa de Polonia. “Han sido cuatro semanas en total de gran trabajo sobre el oficio”, confiesa Claudio, “para ser exactos podría decir que es como ir de vacaciones a la montaña donde no hay señal de celular ni internet. Esto para decir que la experiencia vivida esta separada de lo banal y superfluo que muchas veces el teatro ofrece. Nos concentramos en vivir 24 horas al día el proceso vivo de la acción. Lo cual genera el milagro humano de unir el hacer del oficio con la vida, que al menos para nosotros es el punto a concretar”.
¿Cómo se gesta tu ida al Instituto Grotowski de Polonia, la Universidad de Bologna y al centro de Instabili Vaganti?
Conozco a estos grupos e instituciones desde el 2008 en mis primeras incursiones en Europa. A Marco de Marinis de la Universidad de Bologna lo conocí en Chile, y luego generamos un espacio de intercambio en Bologna. Todos están de algún modo ligados a un concepto del trabajo actoral como un vehículo de conocimiento, el cual tiene como referente a al director polaco Jerzy Grotowski.
Por otra parte, Grzegorz Ziolkowski, director del Teatr Rosa de Polonia, me invitó a mostrar mi trabajo para el evento Feeling the pulse, el cual toma como sede al Instituto Grotowski. Y la compañía italiana Instabili Vaganti son nuestros compañeros en armas, participaron de nuestro evento en Valparaíso, Encuentro Fronterizo, y esta vez nosotros vamos a Bologna a un encuentro con el tema de los 43 estudiantes desaparecidos de México.
Paulatinamente he estado retornando a estos espacios durante los últimos 7 años, siempre mostrando trabajos performativos y ofreciendo talleres y conferencias. Hay una visión común y necesidad de encontrarse para intercambiar y entrelazar la vida y el oficio en este pequeño círculo outsider que no responde al mercado de las industrias artísticas porque no es para nada popular. Son espacios pequeños en materialidad e infraestructura pero muy ricos en calidad artística, de oficio y humana. Acá no hay parafernalia ni slogans ni promociones. Tampoco grandes infraestructuras ni centros de reuniones. No hay discursos ni política ni gestión de eventos. No hay propaganda. Todo es y se basa en trabajo sobre la esencia de lo que llamamos teatro: el hacer, el acto humano y el encuentro.
¿Cuál es el objetivo de realizar esta gira por Italia y Polonia?
La necesidad es compartir trabajo. Así de simple. En Chile este tipo de búsqueda es casi nula, pero en Europa es igual de escasa, solo pequeño reductos la continúan. No es pop ni pertenece a los grandes circuitos. Es under. Y bueno, su potencia también radica en que no es una cosa popularizada, sino que se debe tener fuerte interés para optar por ir a ver estos procesos o participar de ellos porque su esencia es profundamente humana y cuestiona todos los conceptos y discursos que llenan diarios, salas de clase de escuelas de teatro y medios sociales. Son espacios muy confrontacionales que se basan en la simple práctica, la que radica en hacer o no hacer. Tú haces o no haces.
El objetivo es mantenernos vivos en la práctica. Confrontamos con ojos expertos. Observar a los colegas. Compartir el placer que está búsqueda entrega y generar espacios posibles en otras partes del mundo con otros practicantes. Al menos en Chile ya tenemos planificado otro Encuentro Fronterizo en Valparaíso con Grzegorz Ziolkowski del Teatr Rosa de Poznañ. Y para nosotros, se viene el montaje Falsificadores del alma (Fondart 2016) en el Teatro del Puente, que justamente tiene mucho que ver con el poder de la práctica actoral para el arte y la vida. Más hoy en día, en que todo responde a la lógica del mercado y a la popularidad de los “likes”, lo cual no tiene nada de malo, simplemente debemos buscar equilibrar lo que necesitamos para vivir y pagar las cuentas, con lo que anhelamos para nuestra vida y el tiempo que tenemos.